
El escándalo de Volkswagen, las cajas escondidas de la federación alemana de futbol, etc. confirma la naturaleza humana de los ciudadanos de Alemania. No son una excepción al resto del mundo. También es cierto, que como siempre pagan los justos por los injustos. Se confirma que el afán de “tapar” lo que “huele mal” no es exitoso. Todo sale a relucir algún día y solo dormimos bien si no tenemos una “Leiche im Keller” (un cadáver en el sótano), como se dice en Alemania. Otro refrán dice en alemán “Lügen haben kurze Beine” (las mentiras tienen piernas cortas).
Hace poco introduje en Google la palabra “Wirtschaftskriminalität” (crimen económico) y apareció un informe exhaustivo de KPMG del año 2014 sobre este tema con unos datos un tanto estremecedores. Los perjuicios que se causan suelen sobrepasar los cientos de miles de euros. A los daños de reputación que pueden ser incalculables, se añaden los costes de investigación y las multas.
Los causantes son en el 55% de los casos personas de dentro de la empresa. En muchos casos la causa se deriva de una falta de conciencia de cometer una injusticia y en otros casos se debe a la falta de atención en el trabajo. En pocos casos de debe a la falta de mecanismos de control.
Muchas veces se le da demasiada poca importancia al deber de dar ejemplo que tienen todos los empleados, de arriba a abajo. Por eso es vital para una empresa, sensibilizar a los empleados con un código ético y con una formación especializada. Ahora bien, los códigos nos bastan. Más bien se trata de una toma de conciencia personal y de un proceso de transformación interior que esté fundamentado en los valores personales que uno empieza a adquirir incluso en la infancia. La empresa muchas veces no puede suplantar lo que no se ha sembrado a tiempo.
Visto esto, la consecuencia para una empresa solo puede ser el ser muy cauteloso en la selección de personal e incluso someterlo a un examen de integridad. El informe recomienda también, si es necesario, el asesoramiento externo de las empresas para acelerar la adaptación de un comportamiento ético.
En efecto el „Made in Germany“ se ha visto desprestigiado en los últimos meses. De todos modos no cabe duda de que aún habiendo ovejas nagras la gran mayoría de los profesionales obran con gran dignidad y esto otorga a Alemania el puesto que ocupa en la economía mundial. Cada uno que tiene la oportunidad de vivir o trabajar en Alemania aprecia que el país “funciona” muy bien, con una gran productividad, con una gran dedicación a los acabados finales bien hechos.
La llegada de cientos de miles de refugiados a Alemania ha permitido al país tocar fondo. La gran mayoría se ha volcado con los que han llegado después de pasar grandes peripecias, acompañadas no pocas veces de grandes dramas. No faltan las voces que temen por la capacidad de Alemania de asimilar culturas distintas, sobre todo si los refugiados apelan a su religión (por ejemplo, imponer la pareja en el matrimonio) como excusa para violar la ley civil del país que les acoge. Sabatina James escribe sobre esto en su último libro sobre la “Scharia” en Alemania. Muchos hablan sobre los refugiados como mano de obra que vendría muy bien para resolver los problemas demogr
Un fallo judicial formal ha bastado para cargarse el subsidio mensual de 150€ que se introdujo el pasado 15 de febrero de 2013 asignado para apoyar a aquellas familias que desean ocuparse de sus hijos pequeños en casa y no dejarlos en la custodia de un Kindergarten entre los meses 15 y 36 de su vida.
Algo serio ocurre cuando se anuncia en Munich que el entrenador del FC Bayern recitará en la Casa de la Literatura de esta cuidad unos poemas en catalán de Miquel Martí i Pol, que le han dedicado a él y a su mujer, Cristina. A Guardiola le unía una amistad trazada de muchas conversaciones sobre los asuntos de la vida y de la muerte con el autor, hasta que falleció en 2003.
Son cada vez más numerosos los artículos que se ocupan con la situación demográfica de Alemania. Este es la caso del artículo aparecido el pasado 29.5 en el Frankfurter Allgemeine Zeitung sobre la pérdida competitiva que supone que Alemania sea el país del mundo con la menor tasa de natalidad.
Ha comenzado el buen tiempo y en Alemania la vida en la calle va en aumento. En Munich se nota especialmente el tirón de las temperaturas cálidas. Nada más salir el sol la gente se sienta en las terrazas de los bares, aunque sea con una manta y debajo de una estufa. Ahora, en primavera y verano, ya no hace falta tanta indumentaria para abrigarse.
Desde octubre vivo en Baviera después de haber residido 30 años en Renania Westfalia (Colonia y Aquisgrán). Algunos me avisaron: “cuidado con los bávaros”. En efecto, los caracteres de las personas son distintos en Alemania, como en todos los países de grandes extensiones.
A los 16 años me planteé qué carrera estudiar en Alemania. Aunque mi padre era médico cirujano y la medicina me atraía, decidí no tirar por ahí y cogí una lista en orden alfabético de todas las carreras que se podían estudiar en Alemania en aquella época y con el dedo índice fui bajando hasta quedarme en la “e” de Elektrotechnik, que es lo equivalente a Ingeniería de Telecomunicaciones. Me pareció lo mejor que uno puede estudiar en Alemania, país de la técnica.
Tal día como hoy, un 9 de noviembre de hace 25