Lunes, 8 de marzo. Examen escrito de química en la Universidad de Colonia. A las 10 de la mañana entra el responsable académico del examen e informa a los estudiantes que deben interrumpir la prueba porque se ha descubierto un artefacto que hay que desactivar. Además, deben desalojar la zona por completo. Más adelante se enteran de que se trata de una bomba inglesa de la II Guerra Mundial descubierta en una obra en las cercanías del edificio. Más de un estudiante se lleva una gran desilusión pues tendrán que repetir el examen con nuevas preguntas. Alguno ya tenía canapés y champán en el frigorífico para celebrar el final de los exámenes.
Quinientas personas son desalojadas de los edificios centrales de la universidad de Colonia. En una semana fueron descubiertas y desactivadas 4 bombas en diversas zonas de la cuidad. El barrio de Rodenkirchen también tuvo que ser evacuado para hacer estallar otra bomba. El año 2009 fueron descubiertas 13 bombas. Cada año se desactivan mil bombas y 15.000 granadas sólo en el Land de Renania-Westfalia.
Alemania, 65 años después de la II Guerra Mundial, sigue notando las secuelas de los bombardeos. Muchas cuidades sufrieron las secuelas de los bombardeos masivos de los Aliados que tenían por misión desmoralizar a toda la población alemana para conseguir la capitulación. Es conocido que cuidades como Dresden, Jülich o Colonia sufrieron muchas series de bombardeos y que, por ello, fueron reducidas en la mayoría de su superficie a ras de suelo.
Desde entonces cada año siguen apareciendo bombas con motivo de perforaciones por motivos de obras. Por lo general suele ocurrir entre la primavera y el otoño, que es cuando las excavadoras trabajan a pleno rendimiento. Para localizar las bombas los expertos también se sirven de imágenes desde el aire que puedan hacer sospechar de la existencia de trincheras en el pasado. Tan solo en la zona de Colonia trabajan diez expertos que se dedican a desactivar bombas o granadas. Unas 400 granadas aparecen cada año en la zona de Colonia. No deja de haber locos que intentan desarmar la granada en casa. Los expertos no consigen siempre desactivar el detonador y tienen que llevar a cabo la explosión de la bomba a distancia. Las bombas que siguen enterradas y, por lo tanto, inmovilizadas no son peligrosas. Muchas casas fueron construídas sobre ruinas y por lo tanto puede ocurrir que más de una esté construída sobre una bomba.
Estas historias, que ocurren cada año, nos hacen sólo intuir lo que supusieron los bombardeos sobre Alemania. Todavía siguen vivos aquellos que en su infancia tuvieron que esconderse varias veces en el sótano de su casa para protegerse de los bombardeos. Se solían llevar a cabo por la noche, de modo que los aviones pudieran identificar las cuidades por la luz que emitían. En los sótanos de muchas casas alemanas todavía se ven los refuerzos para mejorar la estabilidad del lugar en caso de que cayera una bomba sobre esa casa. Estos recuerdos nos hacen reflexionar sobre la atrocidad de cualquier guerra y aumentar en nosotros los deseos de paz para todo el mundo.
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Vivir sobre un polvorín