Pronto se cumplirá un mes desde que ocurrieron las tremendas inundaciones en Renania del Norte y en el Palatinado. Tras casi cuarenta años viviendo en Alemania toda la zona me es muy familiar y ha sido destino de muchas de mis excursiones: Bad Münstereifel, Altenahr, Ahrweiler o Erftstadt.
El escenario tras las lluvias torrenciales recordaba a paisajes después de un bombardeo. Muchos fallecieron desgraciadamente ahogados en el primer piso de su casa. Pocos pensaron que se podría desencadenar una lluvia de esas dimensiones. Ahora existe un debate público sobre lo sucedido y la justicia investiga si se avisó a la población de una manera adecuada. Muchos pusieron en riesgo su vida para salvar a otros. Por ejemplo, el capataz que después de varias horas de trabajo consiguió desbloquear la presa del valle del Steinbach (Steinbachtalsperre). Si esta presa no hubiera aguantado el desastre hubiera sido aún mucho mayor.
La solidaridad entre la población no tardó en llegar. Aparecieron voluntarios, alimentos y ropa de todas partes. No pocos se arremangaron su camisa y se pusieron manos a la obra. Por ejemplo, un amigo mío mexicano que vive en Múnich desde hace diez años, con el permiso de su esposa y de sus tres hijos, se fue directamente a la zona del siniestro para recoger escombros. Como hemos podido ver y oír en muchos reportajes de la radio y la televisión ha habido momentos de gran desesperación pero también – a pesar de todo – momentos de buen humor, tan típico de las personas de esta zona. No es la primera vez que sufren inundaciones y, por ello, con el paso de las generaciones han desarrollado una cierta resiliencia. Ya se ve que el asunto que queda por resolver es cómo se puede canalizar en el futuro un diluvio de estas mismas características. No abundan los torrentes en estas zonas que puedan dar acogida a tanta agua.
En el contexto de las elecciones nacionales que se celebran en Alemania a finales de septiembre, la reacción de los políticos está en el centro de atención. Uno de ellos es candidato a Canciller por el partido cristiano demócrata, Armin Laschet, Presidente del Land Renania Westfalia del Norte, muy afectado por la inundación. No es fácil demostrar una causalidad directa de esta catástrofe con la llamada emergencia climática, que es el gran tema de la agenda política del siglo XXI, junto con el debate sobre la sostenibilidad. No obstante, no nos va mal pensar en qué mundo queremos vivir y a qué coste.
Alemania es un país rico y no van a faltar medios económicos para el plan de reconstrucción. No solo ha habido muchas víctimas sino que muchos han perdido el fundamento económico de su existencia y su propiedad. Muchos se han quedado de momento con lo puesto. Se aventura una tarea que precisará de muchos años hasta que se pueda recomponer todo lo que se ha perdido, por ejemplo, los múltiples viñedos de la zona.
¿Cómo podemos escarmentar? Queda claro que la naturaleza es indomable y nos conviene seguir estudiando cuál es el impacto del hombre sobre ella. Se dice que estamos en la era del antropoceno, es decir, aquella en la que el hombre es el mayor peligro para el planeta. Veamos de qué manera podemos utilizar los recursos para dejar un mundo mejor para las generaciones venideras.
Comentarios
Muy interesante. Hemos rezado mucho por las víctimas y sus familias.