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alemania

  • España, ¿reserva laboral de Alemania?

     

    Arbeit.jpgÚltimamente oigo con demasiada frecuencia a políticos alemanes, como por ejemplo al ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, o al antiguo ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, hablar de España como la reserva laboral de Alemania.

     

     

    A nadie se le ha olvidado el reciente viaje de Angela Merkel a España en el que ha ofrecido multitud de puestos de trabajo para españoles. De hecho, el Instituto Nacional de Estadística alemán ha comunicado que en 2011 llegaron un 49% más españoles que en el año anterior (2.400 personas más). Paradójicamente, 64.000 alemanes abandonaron su propio país.

     

     

    Instintivamente me pone un poco triste la "fuga de talento" desde España en dirección a Alemania, pues se trata de personas con creatividad, entusiamo y energía que podrían ayudar a resolver los problemas de nuestro país. Por otro lado, y visto a nivel europeo, es una buena oportunidad y, seguramente, una medida eficaz para lograr una inmigración intra-europea sensata ya que, obviamente, Alemania prefiere una inmigración europea a una inmigración procedente de países árabes. Se trata de la capacidad de integración y de asimilación.

     

     

    Yo mismo salí de España a los 17 años, en 1984. Ya desde pequeño me educaron para que me fuera despegando de Mallorca. A los 10 años me pasé un mes del verano en Inglaterra y los tres veranos siguentes en Irlanda. A los 16 años mi madre me dijo: "ya sabes inglés, ahora aprendes alemán". Me acuerdo perfectamente. De ahí a quedarme en Alemania para estudiar Telecomunicaciones ya fue poca distancia. Fui un emigrante precoz. Es obvio que todo se lo debo a mis padres que tenían una idea muy clara de que saber idiomas aumentaba las oportunidades en la vida y así es.

     

     

    Es cierto que hoy en día hay que considerar el inglés como segunda lengua materna y todo cuidadano europeo debería hablar por lo menos tres idiomas europeos. Ahora es todo más fácil, también debido al programa de intercambio universitario Erasmus. Ahora bien, hay que estar bien precavidos porque tengo la impresión que este programa es para muchos una oportunidad de pasárselo bien, estar todo el día con otros españoles y no pegar ni golpe para luego regresar a España con el mismo nivel de alemán que tenían antes de salir.

     

     

    Siempre es bueno salir del país una temporada. Uno de los efectos positivos que tuvo para mí fue darme cuenta de verdad de lo que tenía en casa y ser más agradecido. Resulta agradable tener un bagaje cultural amplio, ser capaz de leer libros en tres idiomas. Recuerdo lo emocionante que fue para mí oir la Pasión según San Mateo de J.S. Bach en la catedral de Aquisgrán en alemán y ser capaz de entenderla completamente. Pienso que fue el primer momento en el que me sentí alemán aunque mi pasaporte sea español y, de momento, no tengo intención de cambiarlo. Me sentí alemán porque esta composición expresa muchos sentimientos que me permitieron comprender mejor la manera de expresarse que tienen los alemanes.

     

     

    Al que dude o tenga pereza por comenzar a aprender un nuevo idioma europeo, que se anime.

     

     

     

  • Benedicto XVI apuesta en Baviera por el diálogo entre las culturas

    medium_Papst_in_Bayern.5.jpgNo resulta fácil analizar cúal ha sido el punto más culminante del reciente viaje del Papa Benedicto XVI a su patria, Baviera. La visita a Munich, ciudad de la que fue obispo y donde celebró una Eucaristía en el recinto ferial, la visita al Santuario Mariano de Altötting -en el que se dedicó intensamente a saludar personalmente a muchas personas llamativamente jóvenes que le estaban esperando-, la Misa a las afueras de Ratisbona o la clase magistral en la Universidad de esa misma ciudad, de la que Él fue catedrático durante 8 años. O el día familiar con su hermano Georg, en el que pudieron rezar en ante la tumba de sus padres y de su hermana. Todo ha ocurrido en un marco de una gran cordialidad, distensión y alegría. El Papa ha estado varios días en su tierra y todos lo han podido ver de cerca o a través de la gran cobertura realizada por los medios de comunicación. También ha sido asombroso para los alemanes la capacidad física demostrada por un Papa de 79 años. Y además, todo hay que decirlo, las condiciones meteorológicas no han podido ser mejores, lo que no es fácil en Alemania.

     

    En la Eucaristía del día 10 en Munich, en la que pude participar personalmente, el Papa señaló que “las poblaciones de África y de Asia admiran nuestras capacidades técnicas y nuestra ciencia pero, al mismo tiempo, se asustan frente a un tipo de razón que excluye totalmente a Dios de la visión del hombre, considerando a ésta la forma más sublime de la razón, que hay que imponer también a sus culturas. La verdadera amenaza para su identidad no la ven en la fe cristiana, sino en el desprecio de Dios y en el cinismo de considerar a la falta de respeto por lo sagrado como un derecho de la libertad, convirtiendo la utilidad en criterio moral supremo para los futuros éxitos de la investigación”.

     

    “¡Este cinismo -exclamó- no es el tipo de tolerancia y de apertura cultural que esperan los pueblos y que deseamos todos! La tolerancia de la que tenemos necesidad urgente comprende el temor de Dios, el respeto de lo que para otros es sagrado. (...) Este sentido de respeto sólo puede ser regenerado en el mundo occidental si crece de nuevo la fe en Dios, si Dios está presente de nuevo en nosotros. Esta fe no la imponemos a nadie. (...) La fe solo se puede desarrollar en la libertad. Sin embargo, pedimos a los seres humanos que, en el ejercicio de su libertad, se abran a Dios, que lo busquen y lo escuchen”.

     

    Benedicto XVI aprovechó su clase magistral en la Universidad de Ratisbona para hablar del diálogo entre las culturas, término positivo en el que Él insiste en referencia al conocido y frecuentemente citado libro de Samuel Huntington “Clash of Civilizations”, escrito ahora hace diez años y que anticipó los conflictos actuales. La sensibilidad por el terrorismo islámico ha aumentado drásticamente en Alemania después del fallido intento de dos estudiantes libaneses, el pasado mes de julio, de colocar dos bombas en dos maletas en trenes de cercanías. Todo ello con la intención de que estallaran en la estación de Colonia. Los que vivimos en esa ciudad, como yo, no podemos imaginar aún el estrago que podría haber supuesto. El motivo que para ellos justificaba el intento, como alegaron tras su detención, fue que algunos medios de la prensa alemana habían publicado las caricaturas de Mahoma.

     

    Tras poner de relieve que “hay que reconocer sin reservas lo que es válido en el desarrollo moderno del espíritu”, el Papa dijo que también era necesario dominar las “amenazas que se derivan de las posibilidades del ser humano. Esto sólo es posible si razón y fe están unidas de un modo nuevo; si superamos la limitación de la razón a lo que es verificable en la experimentación, y abrimos a ella nuevamente toda su amplitud”.

     

    “Sólo de esta manera -añadió el Papa-, seremos capaces de un verdadero diálogo de las culturas y de las religiones -un diálogo del que tenemos una necesidad tan urgente-. En el mundo occidental domina la opinión de que sólo la razón positivista y las formas de filosofía que emergen de ella son universales. Pero las culturas profundamente religiosas del mundo ven precisamente en esta exclusión de lo divino, en la universalidad de la razón, un ataque a sus convicciones más íntimas”.

     

    Benedicto XVI terminó subrayando que “occidente está amenazado desde hace mucho tiempo por esta aversión contra los interrogantes fundamentales de su razón y, de este modo, solamente puede sufrir un gran daño. La valentía de abrirse a la amplitud de la razón, y no el rechazo de su grandeza, es el programa con el que una teología comprometida en la reflexión sobre la fe bíblica, entra en el debate del tiempo presente”.

     

    Cabe esperar – y de hecho ya ha comenzado dos días tras el discurso – un nuevo debate cultural e intelectual en Alemania y en el mundo después de esta feliz visita que ha sido muy bien acogida por muchos sectores de la sociedad, también por parte de los cristianos protestantes a los que se les oye ya decir que están orgullosos de este Papa.

     

    La reacción por parte de algunos países islámicos – y sabiendo que el próximo viaje del Papa está previsto a Turquía (un país que intenta entrar en la Unión Europea) – refleja y demuestra precisamente lo que Benedicto XVI ha querido criticar: la falta de una verdadera cultura del diálogo. La sala de prensa del Vaticano ha declarado: "Desde luego, no era intención del Santo Padre llevar a cabo un estudio profundo sobre la jihad y sobre el pensamiento musulmán en ese sentido, y tanto menos ofender la sensibilidad de los creyentes musulmanes. Al contrario, en los discursos del Santo Padre aparece con claridad la advertencia, dirigida a la cultura occidental, de que se evite "el desprecio de Dios y el cinismo que considera la irrisión de lo sagrado un derecho de la libertad", la justa consideración de la dimensión religiosa es efectivamente una premisa esencial para un diálogo fructuoso con las grandes culturas y religiones del mundo. Por lo tanto, queda clara la voluntad del Santo Padre de cultivar una actitud de respeto y diálogo hacia las otras religiones y culturas, evidentemente también hacia el Islam".

     

    Este debate nos obliga a dialogar pacíficamente con conocimiento de causa entre los dialogantes. Benedicto XVI se sabe en la tradición de Benedicto XV, el Papa que intentó evitar la I Guerra Mundial. Así como Juan Pablo II se dirigió al comunismo, Benedicto XVI pone su atención en el ateísmo y en el diálogo para conseguir lo que él, en su entrevista televisiva del pasado 5 de agosto, ha llamado “polifonía de las culturas”.

  • Alemanes ¿sin vacaciones?

    medium_Peer_Steinbruck.jpeg En la vida cotidiana de un alemán las vacaciones son sagradas, las planean con mucho adelanto (medio año) y más si se trata de unas vacaciones para toda la famila. Los trabajadores de cualquier empresa tienen que presentar las fechas de sus vacaciones a lo más tardar en marzo del año en curso. Si un alemán está de vacaciones es como si estuviera en la luna. Se supone que está ausente, aunque según el derecho laboral es posible requerir su regreso al trabajo si existe un motivo urgente y justificable. En definitiva, la preparación y la planificación de las vacaciones son, por lo tanto, todo un rito.

     

    A mitad de agosto, con motivo de los elevados costes del estado para la sanidad y para las ayudas durante el envejecimiento, el ministro federal de Hacienda, Peer Steinbrück, hizo unas declaraciones atrevidas (quizá en un momento de delirio y desesperación) en la revista “Hörzu” pidiendo a sus compatriotas que ahorren en sus gastos para el tiempo libre: “Para ahorrar para el futuro, podría ser necesario prescindir de un viaje de vacaciones”. ¡Casi se lo comen vivo! Al ministro le han acusado de cínico y también le han recordado que unas vacaciones contrubuyen a la salud y al crecimiento de la industria turística. La canciller Merkel ha tenido incluso que disculparse y ha calificado esas declaraciones como “poco acertadas”. El ministro se ha corregido declarando que la palabra “vacaciones” ha sido “errónea desde un punto de vista comunicativo”. Quizá sería conveniente que el Gobierno de las Islas Baleares también pida aclaraciones a Steinbrück, no vaya a ser que nos quedemos sin alemanes en las islas.

     

    La mayoría de los alemanes tienen 30 días de vacaciones al año, de los cuales 12 se dedican a un viaje. El alemán medio gasta un promedio de 833 euros por persona y por viaje. El 55,3 % de los alemanes mayores de 14 años hacen un viaje de vacaciones al año. Los que más viajan son las personas de la tercera edad, lo cual es consecuencia del desfase demográfico del país. Aunque prefieren viajar en el interior, el atractivo de un viaje al extranjero va en aumento. España es el destino número uno de los viajeros alemanes, seguida de Italia y Austria. El 37% de los turistas alemanes viajan en avión. Según la Federación Alemana de Agencias de Viajes, la industria del turismo alemán mueve 19.400 millones de euros al año y 73.600 personas trabajan para esta industria.

     

    El problema más grave del país es la baja tasa de natalidad y, por consiguiente, el bajo consumo y la baja producción interna. A la potencia europea le salva la exportación, pero Alemania sabe que está viviendo por encima de sus posibilidades. De momento, los políticos están poco decididos a tomar medidas drásticas como sería, por ejemplo, la reducción de impuestos por el nacimiento de cada niño y el voto familiar, es decir, que el voto de una familia valiera más que el voto de un individuo.

  • El prestigio del Premio Carlomagno

    medium_dom_ac.jpegUna de las instituciones civiles más nobles que tiene la antigua e histórica ciudad de Aquisgrán es el Premio Carlomagno (www.karlspreis.de). Aquisgrán no era más que ruinas cuando fue tomada como primera ciudad alemana por los aliados.

    Un comerciante, el Dr. Kurt Pfeiffer fundó un círculo cultural llamado “Corona Legentium Aquensis”, con el deseo de fomentar el diálogo entre políticos, científicos y personajes de la cultura de toda Europa. De ahí salió la idea de presentar a los ciudadanos de Aquisgrán, el 19 de diciembre de 1949, la idea del Premio Carlomagno cuyo fin fue definido del siguente modo: “El premio Carlomagno actúa hacia el futuro y conlleva consigo un deber de contenido sumamente ético. Se dirige, regenerado por una nueva fuerza, a la unificación de los pueblos europeos para defender los más altos valores humanos: la libertad, la humanidad y la paz, para ayudar a los pueblos oprimidos y marginados, y para asegurar el futuro de los hijos y de los nietos”. Carlomagno sería el nombre del premio. Fue aquel emperador que escogió Aquisgrán en el siglo VIII como su residencia palatina y así se construyó un puente entre el pasado y el futuro.

     El jurado que decide sobre el premiado lo forma el alcalde, el gerente del Ayuntamiento -que son dos tareas y dos personas distintas en Alemania-, el obispo de Aquisgrán y el rector de la Escuela Técnica Superior de Renania Westfalia de esta misma ciudad. El premio, que es en realidad de los ciudadanos, ­consiste en 5.000 euros, una medalla y un certificado. El galardón ya ha sido otrogado en 41 ocasiones. Entre los galardonados figuran: Alcide de Gasperi (1952), Konrad Adenauer (1954), Sir Wiston Churchil (1955), Robert Schuman (1958), Don Salvador de Madariaga (1973), El Rey Juan Carlos I (1982), Henry Kissinger (1987), François Mitterrand y Helmut Kohl (1988), Václav Havel (1991), Felipe González Máquez (1993), Tony Blair (1999), Bill Clinton (2000) y un premio extraordinario para Su Santidad Juan Pablo II (2004), que se otorgó excepcionalmente fuera de Aqusgrán: en el Vaticano.

    En las fechas en las que se entrega el premio la cuidad está galardonada. El día anterior la cuidad ofrece una cena a los invitados en el museo donde “nació” el premio. Los premiados asisten una misa solemne que se celebra en la ancestral catedral de Aquisgrán (del siglo VIII). A continuación se hace entrega del premio en la Sala de la Coronación del ayuntamiento. Se hacen tres discursos: uno del alcalde, otro (de alabanza: Laudatio) por parte de un invitado especial y el tercero, de agradecimiento, por el galardonado. Acuden antiguos premiados y si se le entrega a un Jefe de Estado, suelen acudir también varios Jefes de Estado de Europa. Recuerdo que con este motivo pude conversar brevemente con S.M. el Rey en 1991 en el hotel donde se alojaba y también pude felicitar a Felipe González en la recepción que tiene lugar después de la entrega del premio. Fueron días que no olvidaré.

  • Ser emigrante

    medium_2_Generationen.jpegCuando leí con catorce años “Diario de un emigrante”, de Miguel Delibes, nunca pensé que llegaría a serlo. Tuve por primera vez conciencia de serlo cuando cumplí lo que está prescrito en mi pasaporte: “Los españoles que se hallan en el extranjero, para recibir la protección de los Representantes dimplomáticos y de los Cónsules de España y ejercer los derechos que les confieren los Tratados Internacionales y la legislación española, deberán inscribirse en el Registro de Matrícula de la Oficina consular o Misión diplomática correspondiente, ya sea en concepto de transeúntes o como residente. A tal efecto, deberán solicitar la inscripción dentro de los treinta días siguientes a su llegada a la circunscripción donde se encuentren”.

    Y la verdad es que pasan los años y vas cambiando de forma de pensar y de ser y te sientes cada vez más extraño cuando pasas una temporada en España, aunque en mi caso, cuando voy a Mallorca, según donde esté, se me cruzan los cables. No sé si estoy en Mallorca o en Alemania.

    He leido últimamente un libro breve, ameno y denso al mismo tiempo: “Breve teoría de la España moderna” del profesor Fernando Iniciarte, al que tuve el gusto de llegar a conocer personalmente. Vivió en Alemania desde 1954, donde fue profesor de Filosofía en las Universidades de Colonia y Friburgo de Brisgovia. Desde 1975 fue catedrático de Filosofía en la Universidad de Münster. Falleció en el año 2000. La lectura de este libro me ha ayudado a comprender algunas cosas sobre mí mismo. Cito: “Un amigo y perspicaz amigo peruano me dijo una vez en Alemania: tú te pasas la vida intentando ser cada vez más alemán y el resultado es que cada vez eres más español. Cuando se lo conté en alguna ocasión a un colega de mi universidad, me dijo: no es verdad; usted es uno de nosotros. A la vista de tales discrepancias se comprenderá mi tranquilidad y a la vez mi preocupación cuando otro viejo y penetrante amigo (esta vez un irlandés) me comentó, no sé yo ahora a propósito de qué, (desde luego no de esos otros comentarios), que no hay personas más aburridas en el mundo que las que viven como queriendo hacer olvidar su propio origen”. Esta observación es muy acertada y no puedo más que confirmarla.

    Hace poco tuve una conversación telefónica con un señor de Marid que no me conocía. Me dijo: “¡Qué bien hablas el castellano!“. No es la primera vez que me ocurre. Este suele ser uno de mis momentos de crisis. ¿Cómo reaccionar?. Normalmente me troncho de la risa. Con los casi 23 años que tengo de residente inscrito en el Consulado de Düsseldorf es casi inevitable que ocurra esto. Yo opto por escoger lo mejor de mi patria y de Alemania y me quedo con ambas cosas sin partirme el cráneo excesivamente. Naturalmente, y afortunadamente, hay caracteres distintos que van más allá de los típicos prejucios de que si los alemanes son cuadriculados y poco expresivos y los españoles son perezosos y fiesteros. Ni un extremo ni el otro. Hay de todo.

  • Premio al “coraje civil” en Berlín para Zapatero - Hasta dónde llega la demagogia del “orgullo” Gay

    medium_Homo_Lobby.2.jpegEl pasado 22 de julio se entregó en Berlín el Premio al “coraje civil”, promovido por la organización del “orgullo” Gay, al Presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero. Recogió el premio en su nombre el Embajador de España, Gabriel Busquets, según ha dado a conocer la prensa alemana. En la página web de la organización (www.csd-berlin.de) se afirma que: ha consegido para los homosexuales una legislación única en Europa, y esto, para un país de talante católico, es algo muy especial. Zapatero no se ha dejado intimidar por la protesta católica. Esto le pone como ejemplo y le hace portador del Premio al coraje civil de la Asociación Christopher Street Day de Berlín 2006”.

     

    Por lo general, no le prestaría ninguna atención a esta noticia, pero en esta ocasión no fue así porque hace unos días cayó en mis manos un texto muy revelador (“Selling Homosexuality to America”, www.lifeissues.net) de Paul R. Rondeau, profesional de ventas y márketing de la industria americana durante más de 25 años, especialista en “comunicación persuasiva” de la Regent University y, actualmente, vicepresidente de “Alliance for Marriage”. El texto analiza con detalle cómo los activistas gay utilizan la retórica, la psicología social y los medios de comunicación, todos ellos elementos del marketing, para posicionar el marco en el que se discute la homosexualidad en un contexto público, y también el cómo se discute. En esencia, se puede decir que cuando se trata de la homosexualidad, los activistas pretenden definir “lo que todo el mundo sabe” y “lo que todo el mundo asume como cierto” aunque no todos saben realmente”, ni tampoco puedan asumirlo como cierto.

    Que los gays utilicen modernas técnicas de marketing y la persuasión no es una casualidad. Cuando en febrero de 1988 cerca de doscientos activistas homosexuales de todo el país se juntaron en Warrenton, Virginia D.C., fue patente que se trataba de una “declaración de guerra” con el fin de definir un programa para el movimiento Gay-Rights. Los dos sociólogos y activistas homosexuales Marshall Kirk y Hunter Madsen (los dos licenciados en Harvard) exigieron una campaña de relaciones públicas preparada con detalle para “colocar la primera piedra de la próxima etapa de la revolución homosexual y así conseguir el triunfo final sobre la hipocresía”. Se elaboró una estrategia de tres fases.

    La primera fase es la “de-sensibilización”: La opinión pública es confrontada con una lluvia continua de mensajes con el tema de la homosexualidad hasta que la gente se haya acostumbrado. Así, lo que al principio provocaba cierto rechazo, no producirá más que un ligero sacudir de hombros. Solo así se consiguirá que el “producto” homosexualidad sea tenido en cuenta por el mercado.

    La segunda fase es la “manipulación”: Se le hace entender a la opinión pública que la homosexualidad es una alternativa totalmente equiparada a la heterosexualidad. Todo lo que lo contradiga, por ejemplo la falta de datos, de lógica o de argumentos debe ser pasado por alto. “Las prácticas homosexuales (para detalles lean el texto referido), o en otras palabras, lo que hacen los homosexuales, así como el número de “parejas” que tienen no debe ser tematizado”, dice Rondeau. Se trata de crear la impresión de que se tiene una visión positiva de la homosexualidad avalada no sólo por la ciencia sino también en el aspecto humano y ético. Los que se oponen están bajo un signo negativo: son ignorantes, fundamentalistas e hipócritas.

    La tercera fase es la “conversión”: Se pretende una conversión en el pensamiento, en el sentimiento y en la actuación. La propaganda transportada por los medios de comunicación en imagenes y en palabras presenta a los homosexuales sólo como personas positivas, nobles, inteligentes y simpáticas. “Las personas famosas de la historia son para nosotros especialmente eficaces. Primero porque están muertas y de ese modo son incapaces de negar la verdad o de acusarnos de haberles quitado la buena fama. Por otra parte (y esto tiene más peso), no es posible negar que las virtudes y los logros de estas figuras históricas homosexuales las hacen aparecer como dignas de admiración”, según Kirk y Madsen.

    A los enemigos se les hace aparecer como extremistas. Se les acusa de homofobia. Las armas principales de esta “guerra” son los medios de comunicación, que por este motivo es preciso controlar, los partidos políticos, la justicia y especialmente las instituciones educativas desde el jardín de infancia hasta la universidad.

    “Es un lobby capitalista. El dinero supone el poder. Los homosexuales han demostrado que no sólo tienen acceso a la cumbre de los medios, del gobierno, de las instituciones educativas, de la economía, sino también al capital. Estos no parecen ser los atributos de una minoría oprimida”. El texto de Rondeau no se dirige de ningún modo a los hombres y mujeres que viven de forma homosexual, sino que se dirige al movimiento “Gay-Rights” y a su “guerra” sobre el poder, sobre las cabezas y los corazones de las personas.

    Mientras que este lobby intenta acallar a los enemigos y acomete una quiebra cultural descomunal…¿Qué podemos aprender de todo esto?. Estamos ante el reto de defender pacíficamente (sin crispar, ni dejarse crispar) los derechos de la familia en la que sólo el vínculo del hombre y la mujer es capaz de regenerar a la sociedad. Equiparar el vínculo homosexual al matrimonio de un hombre y una mujer y, aún más, reconocer su “derecho” a la adopción constituye un error antropológico fundamental.

  • Una marea de emociones

    medium_Merkel_Klinsmann.jpegAlemania ha vivido unas semanas trepidantes. Banderas alemanas por todos lados. Incluso he aprendido que hay dos banderas: la oficial y la común. La oficial tiene el águila federal y sólo se puede utilizar en edificios oficiales. Durante estas semanas se ha prescindido de poner multas por el uso indebido de la bandera oficial. El 30% -diría yo- de los coches circulaban con la banderita alemana. ¿Algo impensable en la España de los estatutos?.

    Los bares y los “jardines de la cerveza” literalmente llenos hasta la bandera. “Public Viewing”
    se ha convertido en un nuevo fenómeno social. A pequeña y a gran escala el fútbol es un asunto de masas. Gracias a Dios no ha habido violencia significativa. La “milla de los fans” de Berlín a rebosar con casi un millón de espectadores. Angela Merkel, la Canciller y Horst Köhler, el Presidente en primera línea. Los bares turcos, llenos de banderas alemanas. Los alemanes están felices con los delanteros nacidos en Polonia: Podolski y Klose. Gerald Asamoah y David Odonkor se han convertido en los prototipos de una integración nacional lograda. Al grito de “Goooool” el país indiviso, todo uno. El ganador: el entrenador Jürgen Klinsmann, que debido a las intrigas anteriores al Mundial ha optado por no seguir en el puesto para poder estar junto a su familia en EE.UU.

    En medio de la euforia, una tragedia nacional que para algunos sería el temido presagio de que Alemania no llegaría a la final: el 26 de junio por la mañana unos cazadores de Baviera ejecutan a Bruno. Para algunos Bruno era la mascota, para otros una figura de identificación y para los terceros un ejemplo. Bruno era un vagabundo y un inocente que siguió el ejemplo de sus padres. El estado no consiguió domesticarlo. Actuaba a nivel internacional entre Italia, Austria y Alemania: un inmigrante ilegal, un desafío ejemplar para la integración. Ha demostrado que la movilidad en la Unión Europea no hace feliz y que es necesaria una mejora de la cooperación entre las administraciones europeas. En Finlandia intentaron atraparlo sin que pereciera, pero Bruno se resistía. Incluso el “New York Times” ha informado sobre el caso. El modo de actuar se debatía entre los partidarios de una solución diplomática y entre los partidarios de una solución bélica. Bruno era un oso depredador. Una pena que haya fallecido.

    Mientras la nación se encontraba en plena euforia, el Parlamento debatía y aprobaba casi de modo desapercibido, y justo antes de empezar las vacaciones estivales, la reforma de la sanidad, cuya financiación será a través de la subida de los impuestos. Y también la “ley de la igualdad“ que trae más problemas que beneficios (por poner un ejemplo práctico, entre otros muchos: el derecho de indemnización a un varón que busque un empleo previsto para una mujer).

    Y ya, para terminar las emociones, hemos sido testigos en los últimos días del éxito del despegue del “Discovery” con el astronauta alemán, Thomas Reiter, que trabajará en los próximos meses en la estación rusa ISS. En conclusión: unos días inolvidables.

  • El balón es redondo

    Soy de aquellos que para el fútbol soy un inútil. Una vez pité como árbitro un partido juvenil en Alemania y casi me linchan. Más bien sería partidario de que dieran a cada jugador una pelota para que esté contento. Cuando era un chico jóven, mi padre me llevó un par de veces al antiguo Lluís Sitjar, siguiendo la tradición que tenía a su vez mi abuelo con su hijo. Las tardes del domingo estaban por entonces enmarcadas con algún partido en la televisión (ahora tenemos fútbol todos los días) o con la transmisión en la radio del coche de los resultados de la jornada. Todo eso no me sirvió de mucho y siempre digo que no ser aficionado de ningún deporte televisivo me ahorra mucho tiempo. Algo cambia cuando llega el mundial. Es dificil permanecer ajeno al evento.

     

    Las autopistas alemanas están llenas de letreros, curiosamente en inglés, para que lo entienda todo el mundo, especialmente los hooligangs: A time to make friends (la hora de entrelazar amistades). El fútbol, en efecto, es un hecho cultural de gran relevancia: puede dividir pero también puede unir. Cuando Alemania ganó el Mundial en 1990 siendo capitán Beckenbauer recuerdo la plaza mayor de Aquisgrán llena de banderas alemanas como no había visto en toda mi larga estancia en este país. La reunificación alemana estaba recién estrenada. Fue uno de los momentos en los que los alemanes no escondieron su bandera. Tienen derecho a no esconderla. Todavía, por motivos históricos obviamente, les cuesta ser patriotas, lo cual no es lo mismo que ser ñoñamente nacionalista. Ser patriota es algo muy legítimo y tiene como característica especial el preciarse también de los hitos y de los avances de otros países.

    Este mundial me recuerda de un modo especial la lograda película de Sönke Wortmann del año 2003 titulada Das Wunder von Bern (El milagro de Berna). Recuerda el evento histórico del mismo nombre. El 4 de julio de 1954 Alemania ganó en la final con Hungría el mundial en Suiza. Este triunfo inesperado es para muchos historiadores la cristalización del resurgir alemán después del decaimiento de la II Guerra Mundial. Se afirma que bien puede ser llamada la hora del nacimiento de la República Federal Alemana. El tercer gol de Helmut Rahn en el minuto 84 hizo levantar cabeza a todo el país. De ello da fiel testimonio el reportaje radiofónico de un modo especialmente emocionante. El entrenador Sepp Herberger se hizo legendario. Durante el entrenamiento ya había acuñado algunas frases sugerentes que se hicieron famosas, por ejemplo: el balón es redondo y el partido dura 90 minutos (aparentemente no había nada más que añadir) o antes del partido es después del partido (para aclarar que mucho depende del entrenamiento).

    Es de desear que el mundial 2006 tenga un resultado afortunado y ¡que gane el mejor!

  • Colonia

    Cuando a un mallorquín el destino, o mejor dicho la providencia, le sorprende con la aventura de abandonar „la isla de la calma“, comienza la búsqueda de la satisfacción de una necesidad vital. Me refiero al imperativo de ver, de vez en cuando, el mar o, por lo menos, oir el ruido del agua corriente. Ver el mar, echar una mirada al horizonte, remansa el alma. Hace reflexionar, nos permite ver que somos seres limitados y nos descansa.
     
    Vivo ya 22 años en Alemania y después de pasar 18 años en Aquisgrán, sin ver el mar, puedo por lo menos ahora en Colonia ver el rio Rin y ya el resonar de la corriente de agua me hace recordar algo connatural al que ha nacido en una isla, al que ha tenido contacto casi diario con el mar. Por lo menos uno ve barcos, aunque los navíos fluviales, bien distintos son de los marítimos.
     
    El Rin marca uno de los límites del imperio romano. Colonia, mejor dicho Colonia Claudia Ara Agrippinensium es una fundación romana del año 15. La huella romana en la ciudad se nota aún hoy en el carácter de los colonienses y en general en el de los habitantes de la cuenca del Rin. Son otro tipo de alemán, que poco tiene que ver con el mítico caracter prusiano. Colonia es lo más parecido a Roma que tenemos en Alemania. La prueba fue que durante la Jornada Mundial de la Juventud del 2005, los anuncios de los tranvías se daban también en italiano.
     
    La Catedral de Colonia es un edificio impresionante y de visita obligatoria en la ciudad. La prueba de fuego es subir los 600 escalones de una de la torres para contemplar la fabulosa panorámica. Desde ahí se ven las otras 12 iglesias románicas, cada una digna de ser visitada, que coronan la ciudad. Inimaginable que Colonia tuviese unas 300 iglesias en la época del asalto napoleónico, que causó escaramuzas en la ciudad. Cuando uno ve imágenes de la Catedral rodeada de ruinas, una ciudad al raso, son muy patentes las sequelas que produjo la segunda Guerra Mundial. Un episodio, que si bien el país ha superado, sigue siendo una cicatriz viva que marca el futuro de una nueva generación de amante de la paz.
     
    Quizás la primera vez que oí „Colonia“ fue cuando me enteré de que mi madre me ponía este agua bien oliente en los cabellos. Y en efecto, „el primer perfume elaborado con fines comerciales data del siglo XIV, y se conoció en aquel entonces como „Agua admirable“, nombre que le dió su creador, el químico y comerciante italiano Juan María Farina, quien en 1709 se estableció en Colonia“. Así dice lo que cito de Wikipedia.
     
    En conclusión, se puede decir que Colonia bien vale un viaje y como su aeropuerto está muy transitado por turistas que van a Mallorca, no estaría mal aumentar el número de turistas mallorquines que vengan a Colonia,  por eso que dicen sobre el facilitar la integración.

  • Benedicto XVI en los medios de comunicación

    Es una muy feliz coincidencia que precisamente el próximo 16 de abril, domingo de Pascua, en el que tiene lugar la tradicional bendición papal Urbi et Orbi desde la Loggia de San Pedro, Benedicto XVI vaya a cumplir 79 años. Espero con ilusión el Happy Birthday o el Hoch soll er leben. Supongo que ese día el Santo Padre preferiría pasarlo totalmente desapercibido, pero no tendrá más remedio que dejar que lo celebren todos los católicos de mundo.
     
    Peter Seewald, autor de los libros-entrevista con el Cardenal Ratzinger Sal de la Tierra y Dios y el mundo”, que han sido editados en repetidas ocasiones y vendidos en docenas de lenguas, ofreció en diciembre un nuevo libro biográfico titulado Benedikt XVI, que será publicado próximamente en castellano por Ediciones Palabra y que no tiene desperdicio. El autor ofrece no sólo una visión complementaria a la autobiografía de Ratzinger Mi vida”, sino que la pone en el contexto de Alemania y también en el contexto de su propia conversión. Como anticipo ofrezco una muestra, traducida del alemán, que es digna de una clase magistral de una facultad de periodismo:
     
    “El auténtico problema era la presión de la opinión publicada. Nadie quedaba libre de ella. Nosotros, los profesionales de los medios, habíamos levantado con pasión un muro de dogmas seculares, qué hay que pensar, hacer y vestirse... para después caer de rodillas delante de Él. Hoy en día está comenzando a cambiar el paradigma ideológico. La ideología de mi generación, que durante cuatro décadas había fomentado el cambio de la sociedad y marcaba el clima de la opinión, ha perdido su fuerza creadora. Sin embargo hasta entonces, en los medios de comunicación, se había solidificado una especie de letanía posmoderna, que ponía bajo sospecha todo lo que tenía que ver con la fe. Para precisarlo más: lo que tenía que ver con la fe cristiana”.
     
    “Especialmente severo era el juicio sobre la Iglesia católica. Estaba prohibido, so pena de extremo desprecio, ver algo bueno en ella. Era un poco como en la zona soviética: por un lado, se seguía presentando a la Iglesia como un enemigo poderoso y peligroso que había que combatir; por otro lado, se propagaba la imagen de una sociedad que satisfactoriamente se había liberado de ese residuo de tiempos tenebrosos. Con excepción de, quizá, las Navidades, por aquello del sentimiento y de los regalos. Quien se atrevía a confesarse cristiano tenía la sensación de pertenecer a una sociedad ya prohibida. En cualquier caso no estaba bien”.
     
    “Lo extraño es que en Alemania, las dos iglesias populares seguían contando con más de 51 millones de miembros, cuando entonces la población ascendía a 61 millones de personas; no  precisamente un grupo marginal. Podían abandonar la Iglesia. Ayer, hoy, mañana. Pero no lo hacían por alguna razón. Otro fenómeno: a pesar del hecho de que más del 80% de los alemanes pertenecían a las iglesias, éstas no conseguían romper, en ningún punto, el dominio de los creadores de opinión, que consideraban la fe cristiana como un error. Lo que me parecía interesante es que, en un sistema democrático, un puñado de críticos que hacían mucho ruido en los medios fueran suficientes para ejercer el dominio de la opinión sobre los millones de una comunidad de fe”.
     
    “Si quería ser sincero, después de aparecer el artículo (sobre Ratzinger) tenía remordimientos de conciencia: no estaba bien echar en cara a alguien, a quien apenas se conocía, que tenía un corazón de piedra. Había comparado al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe con un «palo de cuasia», «seco y frío, como si fuera una máscara», del mismo modo como el escritor alemán Stefan Andres describió al Gran Inquisidor español De Guevara: «No participa del amor. Su cuerpo sólo existe para llevar la cabeza y la púrpura». Más tarde, siempre que viajaba a Roma visitaba la tumba de Andres en el Campo Santo, justo al lado de la Catedral de San Pedro. Es uno de los lugares más tranquilos e idílicos de la urbe. Sin confesarlo me avergonzaba de haber hecho mal uso de su cita”.
     
    “Sin embargo, venía como anillo al dedo; cuando más cáustica y negativa sea una cita, con tanta más avidez la asumen los periodistas. Sobre todo en Alemania estamos ávidos de encontrar situaciones de crisis, de descubrir una tendencia descendente o de hurgar en heridas abiertas. Es una especie de gusto por el hundimiento, por la destrucción, que se había convertido en cultura o, mejor dicho, en anti-cultura. Por lo que se refiere a Ratzinger, como ya dije, había visto en suficientes ocasiones cómo se elegían las fotografías en la redacción. Era completamente normal vitorear a Fidel Castro, en cuyo país los críticos, todos, terminan en una celda. Respecto de Ratzinger, los parámetros eran otros: de las 30 fotos extendidas sobre la mesa, 5 se elegían y 25 malas se desechaban; bueno, las malas eran precisamente las buenas: éstas se excluían porque en ellas Ratzinger aparecía bien riéndose o bien con un gesto demasiado amistoso para un gran inquisidor. De este modo se explica, por otro lado, cómo surgió inmediatamente después de la elección del Papa una imagen completamente nueva de Ratzinger: en las redacciones se modificaron los criterios para elegir sus fotos”.
     

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