Últimamente oigo con demasiada frecuencia a políticos alemanes, como por ejemplo al ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, o al antiguo ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, hablar de España como la reserva laboral de Alemania.
A nadie se le ha olvidado el reciente viaje de Angela Merkel a España en el que ha ofrecido multitud de puestos de trabajo para españoles. De hecho, el Instituto Nacional de Estadística alemán ha comunicado que en 2011 llegaron un 49% más españoles que en el año anterior (2.400 personas más). Paradójicamente, 64.000 alemanes abandonaron su propio país.
Instintivamente me pone un poco triste la "fuga de talento" desde España en dirección a Alemania, pues se trata de personas con creatividad, entusiamo y energía que podrían ayudar a resolver los problemas de nuestro país. Por otro lado, y visto a nivel europeo, es una buena oportunidad y, seguramente, una medida eficaz para lograr una inmigración intra-europea sensata ya que, obviamente, Alemania prefiere una inmigración europea a una inmigración procedente de países árabes. Se trata de la capacidad de integración y de asimilación.
Yo mismo salí de España a los 17 años, en 1984. Ya desde pequeño me educaron para que me fuera despegando de Mallorca. A los 10 años me pasé un mes del verano en Inglaterra y los tres veranos siguentes en Irlanda. A los 16 años mi madre me dijo: "ya sabes inglés, ahora aprendes alemán". Me acuerdo perfectamente. De ahí a quedarme en Alemania para estudiar Telecomunicaciones ya fue poca distancia. Fui un emigrante precoz. Es obvio que todo se lo debo a mis padres que tenían una idea muy clara de que saber idiomas aumentaba las oportunidades en la vida y así es.
Es cierto que hoy en día hay que considerar el inglés como segunda lengua materna y todo cuidadano europeo debería hablar por lo menos tres idiomas europeos. Ahora es todo más fácil, también debido al programa de intercambio universitario Erasmus. Ahora bien, hay que estar bien precavidos porque tengo la impresión que este programa es para muchos una oportunidad de pasárselo bien, estar todo el día con otros españoles y no pegar ni golpe para luego regresar a España con el mismo nivel de alemán que tenían antes de salir.
Siempre es bueno salir del país una temporada. Uno de los efectos positivos que tuvo para mí fue darme cuenta de verdad de lo que tenía en casa y ser más agradecido. Resulta agradable tener un bagaje cultural amplio, ser capaz de leer libros en tres idiomas. Recuerdo lo emocionante que fue para mí oir la Pasión según San Mateo de J.S. Bach en la catedral de Aquisgrán en alemán y ser capaz de entenderla completamente. Pienso que fue el primer momento en el que me sentí alemán aunque mi pasaporte sea español y, de momento, no tengo intención de cambiarlo. Me sentí alemán porque esta composición expresa muchos sentimientos que me permitieron comprender mejor la manera de expresarse que tienen los alemanes.
Al que dude o tenga pereza por comenzar a aprender un nuevo idioma europeo, que se anime.