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Divagaciones de un mallorquín - Page 8

  • Banalizar el divorcio

    Mühl.jpgMelanie Mühl es una articulista joven y de mucho futuro del Frankfurter Allgemeine Zeitung, de gran talento a la hora de escribir. Ya en su primer libro "Menschen am Berg" (Hombres de montaña) me llamó poderosamente la atención su prosa fina, que no roza, ni de asomo, lo rebuscado.

    He tenido la oportunidad de conocerla y me contó que se había encerrado para escribir su segundo libro sobre un tema delicado: "Die Patchwork Lüge", que salió a la venta este verano. Es un título de difícil traducción. En Alemania se entiende por familia "Patchwork" aquella que está compuesta por un padre y una madre casados por segunda vez, que aportan cada uno hijos del matrimonio anterior, y formado quizá también con hijos comunes. El libro trata sobre la ingenuidad con la que la prensa amarilla trata a "la nueva familia", como si no existiesen secuelas para los niños como consecuencia del divorcio de sus padres. En el cuarto capítulo del libro podemos leer, por ejemplo, esta pequeña muestra de las consecuencias del divorcio:

    "Estamos atascados en un experimento social que nosotros hemos puesto en marcha y sobre el que hemos perdido el control. No está nada claro como terminará. Lo que sabemos es que el experimento ha tomado una dirección llena de peligros y es difícil comprobarlo. Crece continuamente el número de hijos de divorciados y de hijos emocionalmente abandonados. Se generan así cada vez más narcisistas y más egoistas que, al mismo tiempo, son mimados como príncipes y están tan entrenados como cadetes. El trauma de la separación, de la negación precoz del amor y la sobrecarga conducen a la emigración interna. El cerebro disminuye los sentimientos de un modo automático, como si de un equipo de música se tratase. El vacio emocional conduce a la falta de sensibilidad de los sentimientos y de ese modo a una vida que se manifiesta como si uno estuviese detrás de un cristal y contemplase el mundo como un espectador. Estas experiencias alienantes impiden el desarrollo y fomentan la inmadurez. Los niños pierden la empatía y ya no sienten ni comprensión, ni contricción. Ya no dicen "tengo miedo" sino que hoy en día se expresan diciendo algo así como "no me incumbe, me da igual, no me importa para nada". Sin un vínculo profundo, los padres no pueden educar a sus hijos ni prepararlos para este mundo con sus leyes escritas y no escritas. Aunque sea solo por motivos de automantenimiento y de pragmatismo, a las generaciones les convendría hacer todo lo posible para entrelazarse y, por el contrario, se separan".

    Melanie Mühl subtitula su libro como "texto de debate". Ella misma es hija de padres divorciados y tiene las conscuencias bien experimentadas. El libro ha conseguido desatar el debate que se proponía. Se han escrito multitud de artículos sobre el libro y también se han publicado varias entrevistas con la autora. Vivimos una vida muy acelerada, muy optimizada, muy cronometrada. Como ella escribe, "hemos perdido el sentido del tiempo y con ello también el del amor". Nos conviene recuperarlo.

  • Los medios y los derechos humanos

    DW-GMF Bonn4comp.jpgLa Deutsche Welle convoca cada año un congreso para periodistas, el "Global Media Forum", que tiene lugar en el recinto del antiguo Bundestag de Bonn. Siempre tiene algo de especial poder asistir a excelentes ponencias en este entorno.

    Del 20 al 22 de junio de este año se han reunido mil quinientos periodistas, entre los que me encontraba yo mismo, para hablar sobre los derechos humanos y los medios. El comienzo del año ha sido ya muy peculiar debido al levantamiento popular en Egipto y en países vecinos. De algún modo se habla de la Primavera Árabe. La Deutsche Welle emite en árabe desde Bonn y, de este modo, ejerce también una influencia en los procesos de levantamientos cuidadanos en países en los que la libertad es oprimida. Erik Bettermann, Director General de la Deutsche Welle, declaró en este congreso que "en lo que se refiere a los derechos humanos, los medios son siempre objeto y sujeto al mismo tiempo. Si informamos sobre infracciones de los derechos humanos, debemos tener un dominio de la profesión informativa como condición de nuestra credibilidad. Si en algunos países nos bloquean internet, estamos hablando de una violación contra la Carta de las Naciones Unidas."

    La blogera Lina Ben Mhenni, de Túnez, obtuvo el premio de Blogs (BOBs) durante el trancurso del congreso en el que se reunen expertos, miembros de organizaciones no gubernamentales y representantes de la política. Esta amplitud da un tono especial a la conferencia y asegura la profundidad y la calidad de los debates.

    Se habló también sobre los ataques cibernéticos de los que están empezando a ser víctimas organizaciones no gubernamentales que actúan en favor de los derechos humanos en países con regímenes totalitarios. Es conocido, por ejemplo, que algunos países africanos como Zimbawe, Camerún, Uganda y Etiopía limitan el acceso libre a las redes sociales.

    Misha Glenny, periodista británico, habló en una sesión sobre su experiencia personal con el periodismo de investigación cuando se desarrolla en un terreno involucrado en un conflicto bélico: "Existe un dilema continuo. Naturalmente, el periodista se decanta por una opción y es parte del marco ideológico en el que se desenvuelve un conflicto. Lo primero que te preocupa es tu propia seguridad y, lo segundo, es entender si hay personas que van a ser expuestas al peligro en razón de lo que tú digas. Lo más importante es entender la causa de los conflictos, entender lo que está detras“.

    También se habló de las dos caras de la globalización. Las empresas que trabajan en países conflictivos no se pueden desentender la de situación de los derechos humanos en esos países. Actualmente, el 20 por ciento de la población mundial consume el 80 por ciento de los bienes que se producen, creando así un gran desigualdad. El criterio debe ser siempre conocer qué parte de la ganacia se queda en el país la produce.

    Estos y muchos otros temas fueron debatidos en Bonn en junio. Como se puede ver, un congreso al que vale la pena asistir.

  • Un viaje histórico

    Matussek.jpegMatthias Matussek, conocido autor de la revista SPIEGEL, ha sorprendido al público con su libro "Das katholische Abenteuer. Eine Provokation" (La aventura católica. Una provocación).

    Matussek rompe los esquemas "¿Por qué la fe? Porque me aburre la falta de convicciones en nuestro sistema, esta ironía continua en la que cada creencia se convierte en un bailoteo y en la que todo creyente es un número de risa, salido del tiempo....La religón es lo único que nos queda, en restos, después de que las ideologías han fracasado y el consumismo es incapaz de cualquier tipo de metafísica".

    Matussek proviene de una familia de cinco hermanos de la cuenca del Ruhr. De educación católica tanto en la familia como en el colegio (estuvo internado en el colegio de los Jesuítas en Bonn). Más adelante abandonó la fe y conoció la otra cara de la moneda, fumándose algún que otro porrete, como cuenta en su libro. Con el paso del tiempo volvió a sus raíces. En los últimos meses ha levantado la voz, mejor dicho su pluma, o la consola de su ordenador, para dar a conocer en SPIEGEL-online su opinión sobre temas como el abuso o el aparente rigorismo moral que el mundo secular echa en cara el Papa.

    No tiene pelos en la lengua: "El pecado tiene un problema de imágen. Una gigantesca locura increíble de inculpabilidad ha cubierto nuestra sociedad, libre de toda sorpresa, mientras que los ordenadores y las redes sociales ejercen un control minucioso y se ocupan de que todo siga su curso previamente calculado. Reconocer nuestra culpa es lo que nos separa de los animales capaces de todo tipo de camuflaje".

    Mientras el libro sigue entre los bestsellers, ha recibido muchas alabanzas pero también muchas críticas, algunas provenientes de sus colegas de la prensa. A Matussek le asombra que haya tan pocos periodistas que se atrevan a manifestar abiertamente su fe. Algunos temas siguen siendo un desafío a la tolerancia inversa, no sé si me explico.

    Su libro está caldeando el ambiente antes de la llegada del Papa a Alemania, del 22 al 25 de septiembre. Después de ser testigo de una jovial Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, el Papa sabe que nadie es profeta en su tierra. De todos modos, el sentido de la historia triunfa ante todo escepticismo, pues va a ser el primer Papa de origen alemán que hable ante el Bundestag después del comunismo, después del nacionalsocialismo y después del luteranismo.

    Tal y como el Papa consigió acaparar la simpatia y la atención de la clase política en Westminster Hall, en Londres en 2010, del mismo modo se puede y debe esperar que la mayor capacidad intelectual que tiene hoy Alemania en el mundo entero consiga llenar a este país, tan importante, de esperanza y de sentido de resposabilidad interna y en el mundo, que mucha falta le hace.

  • Dar vida a la historia

    Le saloniere.JPGRecuerdo cuando era pequeño que un dia fuimos a cenar a Son Termens con toda la familia donde vimos una lucha de caballeros montados a caballo y cenamos pollo con Mirinda de limón, todo en plan Hollywood.

    Imaginemos que un día los jardines de Alfabia aparecieran ambientados con personas con vestidos y modos de hablar originales del siglo XIX: una merienda al estilo de la época, una cena y un baile.  ¿No sería también un ambiente ideal para dar un clase de historia in situ para un curso de la ESO sobre la Ilustración?. Lo curioso de la situación es que los alumnos podrían incluso hacer preguntas a los actores, por ejemplo: ¿no es incómodo ese traje?.

    Gesa Maren Schmidt e Isabel Gronack-Walz, de Colonia, tienen una empresa que se dedica a organizar este tipo de eventos (www.saloniere.net), no en plan Hollywood, sino que se trata de la “clase-A“, la clase auténtica. Es decir, los trajes tienen la costura de la época, la comida se cocina con los utensilios y las recetas de la época, etc. Tienen eventos abiertos para la gente interesada en algo así, y eventos cerrados para los que quieren celebrar, por ejemplo, el cumpleaños de un modo distinto. La mayoría de los participantes alquilan los trajes y esto les permite colaborar con sastres de alta costura. Estas fiestas están abiertas para todas las edades y es común ver participar a familias completas: abuelos, padres e hijos.

    A estos eventos asisten "freaks" a los que les entusiasma este tipo de "second life". Les ocurre una especie de mutación que les permite actuar con soltura y en vivo (no de modo virtual) en un mundo pasado. Son personas de diversas profesiones: modistas, fotógrafos, historiadores, gente, en general, de elevado nivel cultural. Los hombres se interesan más por las armas y por la arquitectura de los castillos y las mujeres por los trajes y las recetas. De hecho, tanto la historia de la moda como la historia de los modos de comportamiento social son la historia de la cultura. Algunos se lo toman demasiado en serio y son absolutamente precisos en todo. Otros pretenden sólo evadirse un poco y disfrutar en una especie de "máquina del tiempo". Es curioso observar la capacidad de mutación y de actuar que tiene el hombre y de adquir modos de comportamiento de otra época. Algunos rozan el autismo. Hay personas con este hobby en Dresden, Munich y Beyreuth, en general en zonas donde hay castillos. Por ejemplo así funciona el grupo Victorias Enkel (www.victorias-enkel.de). Los expertos están en Francia. No podía ser de otro modo. Hay ejemplos también en Estados Unidos (Colonial Williamsburg, www.colonialwilliamsburg.com). No tengo noticia de algo similar en España, pero quién sabe.

    El precio de la evasión, si no se controla, es siempre la depresión. Por otra parte, el interés por lo bello y lo culto es expresión de una nostalgia existente en nuestros días en un mundo cada vez más virtual. Es bueno para el hombre rodearse de lo bello, pues lo bello puede conducirle a descubrir lo verdadero y lo bueno.

  • ¿Qué es ser normal?

    Familia.jpegEn su libro "Das Ende der Normalität" ("El fin de la normalidad - necrológica de la vida como ha sido hasta ahora“) Gabor Steingart, redactor jefe del periódico económico "Handelsblatt", analiza la sociedad en la que vive y llega a conclusiones que hacen pensar.

    Así como el núcleo de la tierra garantiza un centro de gravedad e impide que estemos flotando por los aires, el hombre también precisa de un centro de gravedad que evite su dispersión y su falta de rumbo. Existe una tendencia acentuada hacia el individualismo, la fragmentación y la descomposición. Para Steigart se dan tres realidades que ayudan a dar estructura a nuestra vida: la familia, la empresa y nuestras creencias religiosas. Y precisamente son estos tres ámbitos los que hoy en día se ven más sometidos al cambio y a la descomposición, pero siempre hay que recordar que somos "las víctimas y la fuente del cambio". Está en nuestras manos cambiar el mundo.

    Nos encontramos ante grandes cambios. Por emplo: "El problema demográfico no ha comenzado aún. Mientras que hoy faltan bebés, mañana faltará mano de obra y personal". Otro cambio: Las biografías en el mundo laboral son muy pintorescas. Hay cada vez más gente trabajando en jornada partida y los cambios de empleo son muy frecuentes. Nos falta "normalidad" y el hombre la necesita. Otro ejemplo: el fantasma del terrorismo. La guerra se genera aparentemente sin previo aviso. El precio de nuestro bienestar es la falta de seguridad. Los estados tienen cada vez más problemas para garantizar la seguridad de sus cuidadanos, como hemos podido comprobar hace pocas semanas al ser detectada una célula de Al Queda en el mismo Düsseldorf.

    Nos falta "normalidad" a nivel nacional y a nivel personal: Steingart analiza que aquellos partidos que reclaman el cambio ante las elecciones, corren el riesgo de no ser elegidos porque el hombre no quiere el cambio, quiere estabilidad. Los que prometen estabilidad, como Konrad Adenauer, que hizo una campaña con el lema "Nada de experimentos", tienen más posibilidad de ganar las elecciones. Es una realidad engañosa ya que algunas algunos problemas, como asegurar las pensiones ante el "invierno demográfico", sí que exigen medidas quizá poco populares.

    Para Steingart, a nivel personal, "Internet es el mayor destructor de los muchos imanes de la vida cotidiana". Necesitamos normalidad a nivel personal. No podemos todo a la vez y por un largo periodo de tiempo. Tener una doble vida es cada día más fácil y cada día más arriesgado y peligroso. Algunos buscan independizarse de Dios y, después, de la Iglesia, de la familia y de la empresa. La sentencia de Steingart es dura: "El enemigo más brutal del hombre moderno no es un emperador o un pontífice, sino la sensación de la falta de perspectiva". Y acaba citando a Goethe: "el que no cree en nada se desespera consigo mismo".

    Para Steingart la "normalidad es tan necesaria como la fuerza de gravedad". Una buena oportunidad para pensar cuál es mi centro de gravedad.

  • Ganas de ser fiel

    Treue.jpegQue un conocido presentador de televisión escriba un libro sobre la vida glamourosa no llama la atención, pero que escriba un libro sobre la monogamia y sobre el deseo de ser fiel, si que es llamativo. Este es el caso de Markus Spieker, de 39 años, que escribe sobre el problema más serio de las personas de su edad: no encuentran pareja. "Este tema nos preocupa más que cualquier noticia que pueda dar en el telediario", ha dicho.

    También me comentaba este fenómeno un amigo mio psiquiatra, ya que en su consulta aparecen cada vez más "singles" quemados, que de tanta relación, ya no saben relacionarse. A esto se le podría llamar el fenómeno "La desrelación contraataca". Por lo visto muchos no superan la fase de la pubertad y se quedan ahí, estancados. Y otros muchos se convierten en "inválidos“ del amor para el resto de su vida: "es la nueva constelación estándar del amor 2.0, la de dos individuos absolutamente desarrollados, pero con cero vínculos: al final cada uno se queda con la persona que quiere sobre todas las cosas (y siempre demasiado poco): con sigo mismo".

    Los datos parecen alarmantes. El número de divorcios por cada mil habitantes se ha multiplicado por dos en los últimos 50 años y el número de bodas en el mismo periodo de tiempo se ha dividido por dos. La mujeres se casan con una media de edad de 30 años y los hombres con una media de edad de 33 años. Uno de cada tres niños experimenta el divorcio de sus padres antes de los 15 años.

    Markus Spieker se manifiesta como un "lobbyista de la monogamia" y dice que la virtud que se va a poner de moda en el siglo XXI es la de la fidelidad. Hoy en día, el prototipo de la persona fiel es aquel que no abandona a su equipo de fútbol, pase lo que pase. Es lo menos que se puede esperar de este concepto de fidelidad. Algunos hablan que lo más importante es ser fiel a uno mismo. Markus Spieker se manifiesta escéptico ante tanta seguridad. "La fidelidad es algo realmente sostenible -palabra de moda- porque facilita la regeneración del amor".

    Con muchas citas de películas y literatura el autor presenta la fidelidad y la infidelidad en la cultura. Muchas de las ocasiones de infidelidad son el resultado de una gran falta de prudencia, que nos hacen capaces de destruir en 20 minutos lo que hemos construido en 20 años. El ambiente en el que uno se mueve no lo es todo, pero casi. Cuenta con gracia como se vio, de repente, en una "dating party" con una colega de la que nunca esperaría que estuviera buscando pareja y menos que se supiera. Los dos acordaron silencio mutuo.

    "Tengo dos estrategias para la felicidad y para ser más capaz de relacionarme: una consiste en reducir mis expectativas y, la otra, en reducir la oferta evitando sustitutos baratos del amor y apartándome de personas de buen aspecto pero incapaces de amar".

    Los medios distorsionan nuestra imagen de la realidad del vínculo. La fidelidad puede convertirse en algo frustrante si no existe nadie al que uno con mucho gusto quiere serle fiel. El autor concluye diciendo que "hoy en día la fidelidad es más dificil de vivir que nunca pero que nunca ha valido tanto la pena ser fiel".

  • Jóvenes con carácter

    Filippa y Vittorio.jpegCada año, a finales de septiembre, suelo asitir a la ceremonia de los premios "Angel de Filippa" (www.filippas-engel.eu), que se celebra en el castillo Sayn (www.sayn.de). Los premios se otorgan a jóvenes de Europa menores de 30 años que demuestran un fuerte compromiso social, cultural o ecológico. El nombre del premio, Filippa, coincide con el nombre de la Princesa de Sayn-Wittgenstein, que falleció trágicamente en 2001 a causa de un accidente de tráfico en Inglaterra, cien días después de celebrar su boda. Su familia le considera, naturalmente, la fundadora de esta institución. Sus padres, sus seis hermanos y su marido publicaron su diario "El Angel de Filippa" (Ediciones Palabra) y la recaudación de los ingresos se destinan a los fines del premio. Cada año, también con la ayuda de mecenas, se entregan alrededor de 20.000 euros a los diversos premiados en las distintas categorías. Un jurado selecciona a los candidatos en función de las recomendaciones que reciben.

    La mayoría de los premiados son personas poco conocidas y pienso que este es uno de los méritos de este premio: conseguir que sea noticia lo que pocos ven o aprecian. Una de las excepciones es el caso del conocido jugador de fútbol Christoph Metzelder, que con su amigo Stephan Kehl recibió el premio en 2006 con motivo de su lucha contra la imposición de la prostitución infantil (www.roter-keil.de).

    Los proyectos premiados se han llevado a cabo en más de 27 países de todo el mundo. Pedro Ortega Campos, de Sevilla, recibió el premio en 2007 por dirigir un proyecto que movilizó a muchos voluntarios para pintar un gran número de casas en un barrio de inmigrantes sevillano (www.ciong.org).

    Stefanie Blume y Verena Kaiser recibieron el premio en 2009 por sacar adelante un proyecto de asistencia a menores, víctimas del abuso (www.erich-kaestner-kinderdorf.de). En el año 2010 Felix Finkbeiner, de trece años, ganó el premio por dar cumplimiento a su sueño, consistente en plantar un millón de árboles en todo el mundo. Su Leitmotiv es "Stop talking –Start Planting" (www.plant-for-the-planet.org).

    En la entrega de premios de 2010 tuve la alegría de conocer a Sabatina James, de 28 años, nacida en Pakistán. No sabía que su libro "Del Islam al Cristianismo, mi historia" había salido ya en 2006 en Ediciones Palabra, así que he leído su misma biografía pero en alemán, que tiene otro título: "Para ser feliz deberás morir" (Knaur Verlag). Sabatina protege a mujeres musulmanas que son obligadas al matrimonio (www.sabatina-ev.de). Ella misma cuenta como después de vivir en Austria sus padres se la llevaron a Pakistán para casarla con su primo, a lo que se negó rutundamente. Sufrió muchos malos tratos por parte de su familia. Fue obligada a aistir a varias escuelas del Corán en Pakistán, que ella describe con pelos y señales. Más adelante, de nuevo en Austria, un amigo le prestó una biblia y después de rezar y de reflexionar mucho se bautizó. El resultado fue: sentencia de muerte. Por ello en Alemania  se mueve con protección policial. En una entrevista, que se puede ver en YouTube, le preguntan ¿qué hacer ante la presión musulmana? Su elocuente respuesta es: "ser más cristianos". Sabatina me contó que conoce las Islas Baleares y que le hicieron una entrevista para una cadena de televisión alemana en Ibiza. Ya ha sido portada en varias revistas alemanas.

    El secreto está en que para conocer a personas de este calibre hay que ir a Sayn...

  • Dar la cara por los menores

    szg.jpgEstos días de Navidad son días para la familia. A veces he pensado qué sería del mundo sin esta fiesta de la Navidad. Si no existiera (aunque sí que existió) habría que inventarla.

    Vivimos en tiempos difíciles para las familias, ya que muchas se ven afectadas por la crisis. Incluso he leído artículos que postulan que la actual situación económica está siendo un buen aliciente para evitar rupturas familiares. No hay mal que por bien no venga. También se están dando nuevas formas de la familia que van más allá del guión previsto por la naturaleza. Incluso nos preguntamos: ¿Qué es la naturaleza? Y nos ponemos por encima de ella.

    Un ejemplo de ello son dos fenómenos que también son consecuencia de la decadencia occidental: el aborto y el abuso de menores. Stephanie zu Guttenberg, esposa del actual ministro Defensa alemán, dedica muchas energías y mucho tiempo a una necesaria cruzada en contra del abuso de menores. Ella es presidenta de la seccion alemana de "Innocence in Danger" (www.innocenceindanger.de) y ha escrito un libro, por desgracia necesario, sobre la dinámica del abuso, que se da mayoritariamente dentro de las familias, y sobre la sobrecarga pornografica existente, tanto en internet como en la publicidad, que acosa continumente a mayores y sobre todo a menores. El libro se titula "Schaut nicht weg! Was wir gegen sexuellen Missbrauch tun müssen" (No apartéis la vista, lo que debemos hacer ante el abuso sexual). Me admira que una mujer -noble de Alemania- de esta posición dé la cara por este tema nada apetecible.

    Stephanie zu Guttenberg afirma que el problema del abuso no es un problema de la Iglesia sino un problema de la sociedad. Aunque tampoco cabe duda de que cualquier intento de acallar un abuso cometido por un eclesiástico, con la idea de salvar el buen nombre de la Iglesia, es un grave error que la Iglesia está pagando caro este annus horriblis, especialmente en Alemania.

    Al leer el libro he recordado la felicidad de mi infancia, con apenas dos programas, bien dosificados, de televisión que veíamos en familia. También he recordado el día en que mi padre – tenía yo 9 años –me sentó en el sofá, me dió un diccionario– y me preguntó cuál era la palabra más bonita de ese libro. Al mirarle yo con gran asombro, me respondió: la palabra más bonita es "amor". Y acto seguido, me explicó cómo llegan los niños al mundo y desde entonces ya supe que podía hablar con mi padre o con mi madre de todo, y que ellos eran los primeros a los que debía preguntar si algo me angustiaba.

    Cada vez que cuento esta historia el 90% de las personas me dicen que sus padres nunca hablaron así con ellos. Es una pena. El mundo se pone patas arriba si los adultos se dedican a temas de menores (pedofilia, ¡qué horror!) y los menores se dedican a temas de adultos. Y, peor aún, se llega a fomentar la promiscuidad si los padres delegan en los colegios o en el Estado la "educación sanitaria" sin ningún tipo de pudor. El problema radica en que no se educa la afectividad ni un proyecto de vida fundamentado en el mutuo respeto y, sobre todo, en el amor -que es un don de si mismo y no un afecto egoísta-. Se vende un amor que no se encauza hacia la capacidad de una entrega mutua duradera. Espero que algún día se pondrán de pie los hijos de la "revolución sexual" y preguntarán a sus padres: ¿Qué nos habéis enseñado? ¿Qué ejemplo nos habéis dado?.

  • En pijama a la recepción del Presidente

    meckel.jpegEl pasado 14 de septiembre tuve la oportunidad de asistir a la lectura que Miriam Meckel hizo de su libro "Carta a mi vida, mi experiencia con el burnout". Este evento de la conocida profesora de comunicación corporativa de la Universidad de San Gallen (Suiza) tuvo lugar en la librería "Mayersche Buchhandlung" de Colonia.

    En un año ya han sido publicadas cinco ediciones del libro. Esta autora ya me había llamado la atención por escribir sobre temas que salen del main stream. Su anterior libro "La felicidad de la incomunicación. Salidas de la trampa de la comunicación" ponía ya en duda que seamos más eficaces si estamos continuamente pinchados a la Blackberry o emitiendo mensajes a través Twitter y Facebook que a poca gente le interesa.

    A Miriam Meckel se la ve planchada tras viajes continuos y sobredosis de comunicación. Duerme mal, el cuerpo se resiente y al ver que tiene 50 emails sin leer, se desmaya. El médico le prescribe 3 días de inactividad en una clínica: sin teléfono, sin internet, sin prensa, sin visitas. Simplemente mirar desde la ventana durante tres días. En esta situación se da cuenta de que tiene muchos asuntos que resolver en su vida: nota que desconoce las raíces de su vida, descubre que no ha procesado interiormente ni la muerte de su madre ni el suicidio de una amiga, se da cuenta que falta regularidad en su vida y que ha perdido el sentido de la orientación. Y lo que es más grave: cae en la cuenta de que no se ha planteado el sentido de su vida y escribe: "preguntar a alguien por el sentido de la vida en el día a día es tan valiente como acudir en pijama a una recepción del Presidente de la República"

    Dedica varias páginas a describir las prácticas que se dan en algunas empresas al ejercer un control a los trabajadores sobre los que caen sospechas de no hacer bien su trabajo. Esto ha llevado a un "cultura" de la desconfianza. Nos recomienda dedicar más tiempo al trato con personas que nos son importantes y reducir nuestra vida social. Meckel también echa en falta que apenas se escriban cartas de puño y letra. Comenta que el burnout es una enfermedad de moda de los que tienen éxito. Sólo la persona de éxito tiene burnout, que no es más que lo que antes llamábamos agotamiento físico y psíquico.

    Entre sus lectores se han formado dos bandos: Un bando lo forman aquellos que piensan que el libro es útil y supone una ayuda como aviso para aquellos que se encuentran en situaciones similares. Además está muy bien escrito y es muy idóneo para un audio libro, que ya está a la venta. El otro bando lo forman aquellos que piensan que es un libro más, típico de una mujer de carrera y sin hijos, sacando la conclusión de que el libro no le ha servido de escarmiento sino de autobombo. Yo me uno al primer bando.

    Pienso que un libro como este puede ser una ayuda más para hacernos reflexionar. Está escrito por una persona lejana de la práctica religiosa, como ella misma escribe. Razón de más para que aquellos que tegan la ayuda de la espiritualidad cristiana sepan sacar brillo de los recursos que les puede proporcionar la práctica religiosa. Puede bastar entrar en una iglesia, como las muchas que tenemos en nuestra isla –esperemos que estén abiertas– y pararse un poco a pensar y a rezar. Ya el hecho de pararse es un alivio.

  • El castillo Weissenstein, donde la música une culturas

    Pressebild.JPGMi educación musical no dio mucho de si: un poco de flauta dulce y un poco de guitarra cuando cursaba Educación General Básica. En Alemania se presta más atención a la educación musical ya que también es una buena manera de forjar el carácter de una persona.

    Este verano fui invitado por el conde y la condesa de Schönborn a un concierto en el castillo Weissenstein que está localizado en Pommersfelden, un pueblo al que es muy fácil acceder desde una de la autopistas que comunican el norte con el sur de Alemania. El castillo fue construido por un antepasado de la familia, Lothar Franz von Schönborn, entre 1711 y 1718, que gobernaba como Príncipe-Obispo de Bamberg y Príncipe de Mainz (Maguncia). Gracias a una donación del Emperador Carlos VI pudo construir así su residencia de verano. Se trata de uno de los castillos mejor conservados de Alemania pues sólo fue asaltado una vez por las tropas prusianas.

    Desde 1958, cada año tienen lugar conciertos de verano en el castillo (www.collegium-musicum.info). La iniciativa proviene del Conde Karl de Schönborn-Wiesentheid, que invitaba cada año a músicos jóvenes (entre 18 y 28 años) a solicitar la participación en esta academia de verano. Los que son seleccionados tienen todos los costes pagados. La idea de fondo era  fomentar el entendimiento entre las naciones. Cuando un judío y un palestino, o un turco con un armenio, forman parte de la misma orquesta, crecen los lazos entre pueblos aparentemente incompatibles. Cuando van pasando los días va creciendo la amistad entre los músicos, por ejemplo a propósito de las excursiones que desde ahí realizan a Nürnberg o Bamberg.

    Los jóvenes músicos son asesorados por conocidos directores y profesores de música. Este entrenamiento supone una preparación para la vida profesional y es una buena manera de descubrir brillantes talentos que luego tocarán en las grandes orquestas europeas y mundiales.

    El que tiene la oportunidad de participar en uno de estos conciertos se siente transportado al mundo barroco. El entorno del castillo invita a la imaginación a desatascarse. En la comida y en la sobremesa tuve la oportunidad de conocer a algunos miembros de la familia del conde y de la condesa, que me sorprendieron gratamente hablando conmigo castellano con gran soltura. Antes del concierto pudimos visitar las dependencias del castillo en compañía del conde Paul von Schönborn, que sigue con es tradición de la familia organizando estos conciertos.

    Más tarde, a las ocho y media, empezaba el siguiente concierto – al que ya no puede asistir –con los jóvenes músicos en el patio del castillo, acompañado por fuegos artificiales. En definitiva, todo un ensueño, mucho más bello que el mundo virtual de la red en el que nos movemos hoy en día y que muchas veces distorsiona la belleza y lo real. He aquí uno de los desafíos culturales de nuestros días. Unificar de nuevo la belleza, la bondad y la verdad. Estas tres manifestaciones del ser tienen una interdependencia. Lo bello nos lleva a lo bueno, lo bueno nos lleva a lo verdadero y lo verdadero es bello. No es fácil pensar en estas categorías metafísicas hoy en día, pero tampoco es imposible.