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El voto familiar

 

Familienwahlrecht.jpeg"Cuando yo tenía tu edad, era normal tener hijos. Cuando tú eras niña tocaban seis adultos por cada niño menor de 18 años y ahora ya son nueve. Nos habíamos instalado en una sociedad sin niños, pero ¿a qué precio?. Nos hemos convertido en una república de viejos en la que aquello que antes llamaban sociedad de bienestar ha disminuido con gran rapidez. El crecimiento económico, según la definición de 2011 ya no existe, porque faltan los chicos".

 

 

Así, con una carta ficticia de Renate Schmidt, antigua ministra federal de la Familia, a su nieta comienza el libro "Lasst unsere Kinder wählen" (Dejad que nuestros hijos voten) en el que rompe una lanza por el voto familiar.

 

 

Renate Schmidt reclama la necesidad de un lobby por los intereses de los niños. Es patente que el sistema de pensiones se está desintegrando. Hoy viven en Alemania 20 millones de pensionistas. En el 2030 serán aproximadamente siete millones más, pero cuatro millones menos de contribuidores fiscales. Cualquier medida económica basada en la acumulación de la deuda que los adultos hoy deciden desplaza la carga en sus hijos y en sus nietos.

 

 

Una democracia basada en el dictado de los pensionistas supone un freno en la inversión para el futuro. Si se mantuviera la proporción de la inversión en Educación y Ciencia existente en 1975, hoy deberían gastarse 35.000 millones más que en la actualidad.

 

 

El derecho a elección desde el nacimiento fue promovido a partir de los años 70 por el catedrático Konrad Löw de Bayreuth. El Bundestag trabajó en 2004, 2005 y en 2009 propuestas de ley al respecto. 50 diputados de todos los partidos presentaron propuestas con el título "Atreverse a más democracia – por un derecho al voto desde el nacimiento" y "Dar una voz al futuro – por un derecho al voto desde el nacimiento".

 

 

Existen tres formas de voto. La primera: ejecer el derecho de voto directamente pero sólo en el caso de estar registrado en el censo electoral. La segunda: El derecho de voto es ejercido por los padres mientras los hijos sean menores de edad. El tercero es una mezcla de los dos primeros: El derecho a voto es ejercido por los padres hasta el momento en el que los hijos se dan de alta en el censo electoral.

 

 

El derecho al voto ha sido otorgado al pueblo. Pero ¿quién es el pueblo? ¿Quién tiene la madurez para saber votar? Son cuestiones jurídicas que no son fáciles de resolver a primera vista. Habrá que dejar pasar el tiempo para ver cómo aumenta la agudez del problema en la sociedad y cómo se va resolviendo. En cualquier caso, Renate Schmidt, - también voz activa en la Federación Alemana de las Familias - ha abierto de nuevo el debate con su libro.

 

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