El mundo financiero alemán se quedó paralizado cuando tuvo noticia del suicidio cometido por Adolf Merkle el pasado día de Reyes. ¡Cuál debió ser la confusión de la persona que contaba con la quinta mayor fortuna del país para recurrir a semejante "solución"!.
Con razón se habla mucho de la crisis y el problema de fondo es la crisis de la confianza. Es un problema de fe humana. Nuestra fe se fundamenta en las personas que nos rodean, en aquellas que pensamos que son dignas de nuestra confianza. Pongamos el ejemplo del asesor banquero. Esta persona está obligada a salvaguardar nuestros intereses para efectuar aquellos negocios que nos lleven a obtener la mayor ganancia posible. Y aquí entramos en el conflicto de que una mayor ganancia para el cliente puede suponer una menor ganancia para el banco. El logro está en conseguir el equilibrio para que salgan ganando los dos, el cliente y el banco, pero nunca a costa de la verdad. El asesor financiero que vende un producto sabiendo que está timando al cliente no es digno de nuestra confianza.
La confianza es la base de toda relación y es la garantía de la convivencia pacífica. La falta de confianza es propia de un sistema totalitario. La garantía del "sistema de libertades" -como diría el recientemente fallecido periodista, empresario y añorado tío, Juan Pablo de Villanueva-, debe ser la piedra angular de la democracia.
El Presidente de la República Federal Alemana, Johannes Rau, en su famoso discurso de despedida a la nación del 12.5.2004 dijo: "Quiero hablar de lo que es el fundamento de cualquier cambio. Quiero hablar de lo que en mi experiencia posibilita las recesarias reformas en nuestro país: me refiero a la confianza y a la responsabilidad... Donde falta confianza hay inseguridad. El miedo al futuro es la mejor vía para no ganar confianza. El miedo paraliza la capacidad de actuar y turbia la mirada para lo que hay que cambiar verdaderamente en el Estado y en la sociedad; lo que se debe adaptar a las nuevas circunstancias y lo que en cualquier caso debe permanecer... La pérdida de confianza en nuestro país tiene también razones muy tangibles. Son actuaciones concretas y modos de hacer, palabras y hechos que generan en cada vez más personas una desconfianza profunda". En efecto, la confianza es el tejido de la malla que consolida a la sociedad. Sin confianza las relaciones personales y sociales de descoyuntan.
Según el sociólogo Hans Braun "las sociedades se distiguen en su capital social y, por lo tanto, en el tamaño de la confianza que en él existe. Así, las sociedades con un mayor capacidad de confianza superan en principio a aquellas sociedades en las que las personas no se confían mutuamente y, sobre todo, en las que no existe confianza en instituciones abstractas o en sistemas. Allí donde las personas no confían en los bancos se mantendrá el dinero en casa, lo que supone que las pocas masas de dinero no se podrán acumular para generar créditos que faciliten inversiones económicas sensatas. Allí donde las personas no confian en la eficacia de las instituciones políticas, prefieren fiarse de las decisiones que toma un clan".
En cualquier caso los tiempos que pasan son también tiempos de "renovación espititual", como ha escrito Wolfram Weimer, redactor jefe de la conocida revista de ura política Cicero: "la mejora coyuntural 2010 comienza por la cabeza".