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Cuando los carteros tienen hambre

stollen.jpegPocos días antes de Nochebuena se aclaró la incógnita que la portavoz de la Fiscalía de Frankfurt apostilló de verdadera "historia navideña". ¿Qué había ocurrido?

Llegó a la redacción del periódico Frankfurter Rundschau un paquete de una empresa de procesamiento de datos con informaciones referentes a más de diez mil tarjetas de crédito del Banco del Land Berlín. El periódico dio a conocer esta información, que también hizo llegar a la policía. Se generó un debate mediático de gran magnitud sobre la seguridad de los datos finacieros personales, mientras la policía se disponía a averiguar la procedecia de los datos. Todos los canales de televisión y toda la prensa escrita y demás medios se hicieron eco de tamaña imprudencia. Al día siguente se generó un debate parlamentario en Berlín para reclamar soluciones y tomar medidas: declaraciones de políticos por aquí y por allá. Ciertamente no dejaba de ser nimio el asunto.

Todos recordaban el caso Zumwinckel. El presidente del Postbank, Klaus Zumwinckel, fue detenido a comienzos de 2008 en su casa. Se le acusaba de fuga de capitales en Liechtenstein. Lo llamativo de esta situación es que el Ministerio de Hacienda había obtenido estos datos comprándolos a un antiguo empleado del banco de Liechtenstein, que los sacó ilegalmente y los vendió al servicio secreto alemán.

Todo se aclaró cuando dos carteros de un servicio privado de correos declararon a la policía haber abierto un paquete con destino al periódico que contenía el tradicional Stollen navideño, un pastel con mazapán típico de la época, que supongo se comerían plácidamente en uno de estos días fríos de invierno. Para no llamar la atención, sustituyeron la etiqueta de otro paquete por la del pastel. Aunque no lo abrieron, el paquete con nuevo destino contenía esos datos de tinte o para la opinión pública. Me imagino la cara de sorpresa del redactor jefe del Frankfurter Rundschau al leer datos relacionados con tarjetas de crédito en vez de poder zamparse un buen Stollen con sus colegas.

Sin tener ninguna culpa, la empresa de procesamiento de datos fue citada reiteradamente en en los medios de comunicación. Se trataba de un envio común a un cliente con el que, personal no especializado nada puede hacer. Encargaron este envio a una empresa privada de transporte, que a su vez subcontrató el envio a otro empresa con carteros hambrientos... Sin duda, esta historia me ha recordado las misteriosas y famosas desapariciones de mis añoradas ensaimadas, que en ocasiones se producen en aeropuertos españoles y también internacionales.

Lo sucedido en Alemania – una verdadera tormenta en un vaso de agua – se ha resuelto con un toque de buen humor y de humanidad en este mundo a veces tran cruel. Una lección también para el mundo mediático y político en el que cada vez se resuelven más asuntos en la esfera pública con los consiguentes sobresaltos, muchas veces innecesarios, y que pueden herir la buena fama de personas o instituciones sin ninguna culpa.

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