El gesto del Papa de levantar la excomunión a la Fraternidad Sacerdotal San Pio X – no a un individuo singular– ha levantado mucha confusión especialmente en Alemania, también debido a una reacción mediática en cadena que nadie había previsto en el Vaticano y que ha involucrado al mundo judío y también a la esfera política de un modo asombroso.
Vayamos por pasos. ¿Qué hace un verdadero padre con un hijo leproso o drogadicto?: tenderle la mano. Este ha sido el gesto del Santo Padre con la Fraternidad Sacerdotal San Pio X al levantar la pena de excomunión. El Papa quiere evitar que este cáncer –o, mejor dicho, necrosis– progrese y se perpetue a través de la ordenación de más obispos. El Papa simplemente se ha ocupado de unas ovejas descarriadas. Obviamente, este gesto de confianza se ha convertido en un escandaloso abuso por parte de la Fraternidad. Pero incluso hasta este límite se ha aproximado el Papa. ¿Quién perdona sabiendo que el perdón se puede convertir en abuso por parte del perdonado? ¿Quién se siente juez de aquel que perdona?. No seamos tan hipócritas.
Si un comentarista de fútbol confunde un corner con un penalty, pierde su puesto de trabajo. Los medios han hablado de "rehabilitación", mientras que el Papa simplemente ha decretado un indulto, lo cual no niega la culpa bajo ningún concepto. De hecho esta Fraternidad sigue encontrándose en una situación cismática. Y como es muy fácil hablar de temas de los que uno no tiene ni idea, el mundo secular se ha rajado las vestiduras. Es más, según informes de varios medios presitigiosos (NZZ Zürich, FAZ Frankfurt) todo parace haber sido una bomba de relojería provocada por la entrevisa con el obispo Williamson, según el plan de las astutas periodistas Fiammetta Venner y Caroline Fourest.
El hecho es que nunca se había hablado tanto del Concilio Vaticano II y me parece muy acertado que todos los cristianos volvamos a leer todos sus decretos. También me parece acertado poner el perdón en el centro del pensamiento humano y cada uno de nosotros puede ir pensando a quién puede perdonar hoy mismo.
Aunque la canciller Merkel no es experta en derecho canónico ni tampoco parace saber lo que ha dicho el Papa sobre el Holocuasto y, por mucho que el semanario SPIEGEL se empeñe en poner al Papa en un papel bochornoso, los alemanes no se van a dejar amedrentar y se alegran de las noticias de que el Papa irá probablemente a Berlin en 2010.
El Estado de Israel, que debido a la última guerra tiene que mejorar mucho su imagen, se alegra de la visita del Papa en mayo de 2009. Será un viaje nada fácil que bien se puede ver como una cumbre del pontificado de este Papa alemán. Pienso que sólo puede ser superado por visitas a Teherán, Bagdad, Pekín o Moscú. Sueño con que seremos testigos de estas visitas en el siglo XXI. Con este Papa, o con el siguente.
Y como el Papa no depende de una campaña electoral ni se rige por mayorías sino que, como fruto de la oración, procura ser "el dulce Cristo en la tierra" –como decía santa Catalina de Siena– no podemos esperar de él otros gestos que no sean los de Cristo mismo, que no cesó de actuar aún y cuando no era entendido, aunque eso le costase morir en la Cruz.
Comentarios
Hacían falta comentarios lúcidos como este, frente a manipuladores (ras) como las que citas que, en un intento más de que la realidad no les estropee un buen titular, retuercen las cosas para llegar adónde pretendían: al lugar provocador al que BXVI nunca quiso ir. Un imponente gesto de conciliación paternal de hondo calado, se convierte por medio de este tic, tan propio de nuestra mediática sociedad, en un simplista titular de periódico, firmado por quien no ha entendido nada, pero eso sí: !a cuatro columnas¡¡. Después de XXI siglos, la Iglesia sabe y ha visto mucho de esto y de estos... y ahí sigue, sobreviviendoles... !hasta siempre¡.
Muy serio, interesante y mesurado el comentario, aunque considero que pudo incidir en que el obispo en ningún momento se expresó negando el holocausto y que sus incertidumbres sobre algunas de las verdades "oficiales" sobre el holocausto son compartidas por la mayoría de las personas que no admiten que les impongan , sin ningún sustento técnico, algunas aseveraciones.
Reconociendo el inmenso drama judío, lo injusto de sus penurias y solidarizándonos con su pesar, dado que el holocausto no constituye un dogma religioso los católicos no estamos obligados a aceptar TODO lo que de el se afirma so pena de incurrir en pecado.