Es asombrosa la conclusión a la que llega el estudio "Not am Mann" (faltan hombres) del Instituto de Población de Berlín, recientemente publicado y recogido en las portadas de la prensa, sobre el éxodo de la mujer en la Alemania del Este a pocos años del vigésimo aniversario de la reunificación alemana.
Desde 1989 un total de 1,5 millones de jóvenes se han trasladado a la Alemania occidental, especialmente mujeres cualificadas, buscando un mejor futuro profesional y familiar. Este déficit de mujeres no tiene parangón en Europa, ni siquiera en las regiones frías del norte de Suecia y de Finlandia.
En muchas localidades deprimidas de la Alemania oriental este fenómeno migratorio se explica por el hecho de que las mujeres están mejor preparadas que los hombres. Sus expedientes académicos son mucho más brillantes que los de sus compañeros varones y, por este motivo, encuentran trabajo con más facilidad en otros lugares más desarrollados. Las consecuencias son, por un lado, un claro descenso de la natalidad y, por otro, la amenaza de una nueva capa social inferior que ha sido denominada "Prekariat" (precariado: véase su relación fonética con proletariado). Dicho segmento de la población lo forman varones que, por ser excluidos de los principales ámbitos de la sociedad (trabajo, formación, pareja...) pasan, a los ojos de la gente, a ser unos inútiles incapaces de mejorar de vida y que, además, se manifiestan más propensos a la violencia y a la participación en grupos radicales.
El quinto capítulo de este estudio merece especial atención al analizar si los varones de la Alemania del Este se encuentran en una crisis de educación y de formación. En 1960 el 37% de los bachilleres con acceso a la universidad eran chicas. Hoy el 54 % de la chicas alcanzan el acceso a la selectividad. Estas cifras –dice el informe– no son sólo el resultado del sistema escolar (la gran mayoría de los colegios son mixtos), sino que también en el proceso de admisión escolar ya se perciben claras diferencias entre chicos y chicas. El 60% de los no aceptados son chicos y las chicas sobrepasan la cifra de los que son aceptados anticipadamente. Los chicos, con comportamientos llamativos más frecuentes, repiten curso con mayor frecuencia.
Las diferencias entre chicos y chicas suponen distintas maneras de pensar, de aprender, de comunicar o de competir. Otros estudios atestiguan que los chicos tienen una mayor capacidad de abstracción y que las mujeres tienen una mejor capacidad de expresión y de comunicación. De este modo, las chicas parecen más adeptas al éxito en el colegio pues aquellas aptitudes que les son más necesarias, son precisamente las que tienen más desarrolladas.
A casi un millón de chicos les falta el padre como ejemplo. Cuando llegan al Kindergarten y al colegio apenas encuentran personal masculino y, por eso, se habla de la "feminización del sistema educativo". Desconozco los datos correspondientes en España pero intuyo que nos acercamos bastante a esta situación.