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  • Grüss Gott

    medium_neuschwanstein_01_771.jpegCuando llamas por teléfono, cuando te cruzas con algún conocido en la calle o con algún desconocido en la montaña, la forma de saludarse en Baviera es decir “Grüss Gott”, que quiere decir “Dios te saluda” o “Saluda a Dios”, según se interprete. El que responde con “Guten Tag”, el saludo típico en Alemania, se autocalifica como persona poco identificada con Baviera.

    He pasado mis vacaciones, como en muchos otros años, durante el mes de septiembre en Baviera. Cuando me preguntan a dónde voy de vacaciones respondo, en broma, que soy uno de esos mallorquines que se quedan en Alemania y así caben más alemanes en Mallorca.

    Durante la estancia del Papa Benedicto XVI en su patria hemos sido testigos de una gran manifestación cultural de la zona, empezando por los trajes tiroleses, por las iglesias en las que ha estado y por los coros que han cantado durante las celebraciones litúrgicas, así como por las canciones corales que en algunas ocasiones cantaban grupos de niños para saludar al Papa.

    Munich celebra durante estos días la “Oktoberfest”. Es la fiesta de la cerveza, por la que pasan miles de personas diariamente. Pedir una cerveza equivale a que te traigan un litro que cuesta 5 euros. Si quieres beber menos, tienes que pedir un “Weizenbier” y entonces te traen medio litro de cerveza espesa. Menos de medio litro imposible. La cerveza, una buena salchica y el “Brezel”, el pan típico de Baviera, es todo un acontecimiento culinario. En su conjunto la fiesta bávara es espectacular. Muchas empresas tienen su caseta bajo una gigante carpa en la que invitan a sus clientes. Esa es la manera más fina de participar. El que vaya, que se prepare a salir con los oídos hinchados de música.

    Munich tiene mucho que ofrecer en turismo artístico y cultural, destaca su pinacoteca moderna y la antigua. Para los amigos de la técnica, como yo, que soy ingeniero, no hay nada mejor que el “Deutsches Museum” (http://www.deutsches-museum.de) en el que uno se puede pasar varios días viendo exposiciones sobre la historia de la aviación, de los trenes, de los instrumentos de música, de los puentes, de los coches, de las bicicletas, etc. En Munich destaca también la célula de resistencia alemana al nacionalsocialismo en torno al grupo de estudiantes llamados “La Rosa Blanca”, que actuaban desde la Universidad de Munich, en cuyo patio hay un museo que vale la pena visitar (www.weisse-rose-stiftung.de).

    Cerca de Munich están los Alpes y multitud de ciudades y pueblos con iglesias barrocas que vale la pena ver como Ettal, Ottobeuren o Wiesskirche. También merecen la pena castillos como los de Linderhof y Neuschwanstein (www.neuschwanstein.com). Éste último es el que ha inspirado a multitud de castillos en películas de Walt Disney. ¡Baviera vale la pena!

  • Benedicto XVI apuesta en Baviera por el diálogo entre las culturas

    medium_Papst_in_Bayern.5.jpgNo resulta fácil analizar cúal ha sido el punto más culminante del reciente viaje del Papa Benedicto XVI a su patria, Baviera. La visita a Munich, ciudad de la que fue obispo y donde celebró una Eucaristía en el recinto ferial, la visita al Santuario Mariano de Altötting -en el que se dedicó intensamente a saludar personalmente a muchas personas llamativamente jóvenes que le estaban esperando-, la Misa a las afueras de Ratisbona o la clase magistral en la Universidad de esa misma ciudad, de la que Él fue catedrático durante 8 años. O el día familiar con su hermano Georg, en el que pudieron rezar en ante la tumba de sus padres y de su hermana. Todo ha ocurrido en un marco de una gran cordialidad, distensión y alegría. El Papa ha estado varios días en su tierra y todos lo han podido ver de cerca o a través de la gran cobertura realizada por los medios de comunicación. También ha sido asombroso para los alemanes la capacidad física demostrada por un Papa de 79 años. Y además, todo hay que decirlo, las condiciones meteorológicas no han podido ser mejores, lo que no es fácil en Alemania.

     

    En la Eucaristía del día 10 en Munich, en la que pude participar personalmente, el Papa señaló que “las poblaciones de África y de Asia admiran nuestras capacidades técnicas y nuestra ciencia pero, al mismo tiempo, se asustan frente a un tipo de razón que excluye totalmente a Dios de la visión del hombre, considerando a ésta la forma más sublime de la razón, que hay que imponer también a sus culturas. La verdadera amenaza para su identidad no la ven en la fe cristiana, sino en el desprecio de Dios y en el cinismo de considerar a la falta de respeto por lo sagrado como un derecho de la libertad, convirtiendo la utilidad en criterio moral supremo para los futuros éxitos de la investigación”.

     

    “¡Este cinismo -exclamó- no es el tipo de tolerancia y de apertura cultural que esperan los pueblos y que deseamos todos! La tolerancia de la que tenemos necesidad urgente comprende el temor de Dios, el respeto de lo que para otros es sagrado. (...) Este sentido de respeto sólo puede ser regenerado en el mundo occidental si crece de nuevo la fe en Dios, si Dios está presente de nuevo en nosotros. Esta fe no la imponemos a nadie. (...) La fe solo se puede desarrollar en la libertad. Sin embargo, pedimos a los seres humanos que, en el ejercicio de su libertad, se abran a Dios, que lo busquen y lo escuchen”.

     

    Benedicto XVI aprovechó su clase magistral en la Universidad de Ratisbona para hablar del diálogo entre las culturas, término positivo en el que Él insiste en referencia al conocido y frecuentemente citado libro de Samuel Huntington “Clash of Civilizations”, escrito ahora hace diez años y que anticipó los conflictos actuales. La sensibilidad por el terrorismo islámico ha aumentado drásticamente en Alemania después del fallido intento de dos estudiantes libaneses, el pasado mes de julio, de colocar dos bombas en dos maletas en trenes de cercanías. Todo ello con la intención de que estallaran en la estación de Colonia. Los que vivimos en esa ciudad, como yo, no podemos imaginar aún el estrago que podría haber supuesto. El motivo que para ellos justificaba el intento, como alegaron tras su detención, fue que algunos medios de la prensa alemana habían publicado las caricaturas de Mahoma.

     

    Tras poner de relieve que “hay que reconocer sin reservas lo que es válido en el desarrollo moderno del espíritu”, el Papa dijo que también era necesario dominar las “amenazas que se derivan de las posibilidades del ser humano. Esto sólo es posible si razón y fe están unidas de un modo nuevo; si superamos la limitación de la razón a lo que es verificable en la experimentación, y abrimos a ella nuevamente toda su amplitud”.

     

    “Sólo de esta manera -añadió el Papa-, seremos capaces de un verdadero diálogo de las culturas y de las religiones -un diálogo del que tenemos una necesidad tan urgente-. En el mundo occidental domina la opinión de que sólo la razón positivista y las formas de filosofía que emergen de ella son universales. Pero las culturas profundamente religiosas del mundo ven precisamente en esta exclusión de lo divino, en la universalidad de la razón, un ataque a sus convicciones más íntimas”.

     

    Benedicto XVI terminó subrayando que “occidente está amenazado desde hace mucho tiempo por esta aversión contra los interrogantes fundamentales de su razón y, de este modo, solamente puede sufrir un gran daño. La valentía de abrirse a la amplitud de la razón, y no el rechazo de su grandeza, es el programa con el que una teología comprometida en la reflexión sobre la fe bíblica, entra en el debate del tiempo presente”.

     

    Cabe esperar – y de hecho ya ha comenzado dos días tras el discurso – un nuevo debate cultural e intelectual en Alemania y en el mundo después de esta feliz visita que ha sido muy bien acogida por muchos sectores de la sociedad, también por parte de los cristianos protestantes a los que se les oye ya decir que están orgullosos de este Papa.

     

    La reacción por parte de algunos países islámicos – y sabiendo que el próximo viaje del Papa está previsto a Turquía (un país que intenta entrar en la Unión Europea) – refleja y demuestra precisamente lo que Benedicto XVI ha querido criticar: la falta de una verdadera cultura del diálogo. La sala de prensa del Vaticano ha declarado: "Desde luego, no era intención del Santo Padre llevar a cabo un estudio profundo sobre la jihad y sobre el pensamiento musulmán en ese sentido, y tanto menos ofender la sensibilidad de los creyentes musulmanes. Al contrario, en los discursos del Santo Padre aparece con claridad la advertencia, dirigida a la cultura occidental, de que se evite "el desprecio de Dios y el cinismo que considera la irrisión de lo sagrado un derecho de la libertad", la justa consideración de la dimensión religiosa es efectivamente una premisa esencial para un diálogo fructuoso con las grandes culturas y religiones del mundo. Por lo tanto, queda clara la voluntad del Santo Padre de cultivar una actitud de respeto y diálogo hacia las otras religiones y culturas, evidentemente también hacia el Islam".

     

    Este debate nos obliga a dialogar pacíficamente con conocimiento de causa entre los dialogantes. Benedicto XVI se sabe en la tradición de Benedicto XV, el Papa que intentó evitar la I Guerra Mundial. Así como Juan Pablo II se dirigió al comunismo, Benedicto XVI pone su atención en el ateísmo y en el diálogo para conseguir lo que él, en su entrevista televisiva del pasado 5 de agosto, ha llamado “polifonía de las culturas”.

  • Alemanes ¿sin vacaciones?

    medium_Peer_Steinbruck.jpeg En la vida cotidiana de un alemán las vacaciones son sagradas, las planean con mucho adelanto (medio año) y más si se trata de unas vacaciones para toda la famila. Los trabajadores de cualquier empresa tienen que presentar las fechas de sus vacaciones a lo más tardar en marzo del año en curso. Si un alemán está de vacaciones es como si estuviera en la luna. Se supone que está ausente, aunque según el derecho laboral es posible requerir su regreso al trabajo si existe un motivo urgente y justificable. En definitiva, la preparación y la planificación de las vacaciones son, por lo tanto, todo un rito.

     

    A mitad de agosto, con motivo de los elevados costes del estado para la sanidad y para las ayudas durante el envejecimiento, el ministro federal de Hacienda, Peer Steinbrück, hizo unas declaraciones atrevidas (quizá en un momento de delirio y desesperación) en la revista “Hörzu” pidiendo a sus compatriotas que ahorren en sus gastos para el tiempo libre: “Para ahorrar para el futuro, podría ser necesario prescindir de un viaje de vacaciones”. ¡Casi se lo comen vivo! Al ministro le han acusado de cínico y también le han recordado que unas vacaciones contrubuyen a la salud y al crecimiento de la industria turística. La canciller Merkel ha tenido incluso que disculparse y ha calificado esas declaraciones como “poco acertadas”. El ministro se ha corregido declarando que la palabra “vacaciones” ha sido “errónea desde un punto de vista comunicativo”. Quizá sería conveniente que el Gobierno de las Islas Baleares también pida aclaraciones a Steinbrück, no vaya a ser que nos quedemos sin alemanes en las islas.

     

    La mayoría de los alemanes tienen 30 días de vacaciones al año, de los cuales 12 se dedican a un viaje. El alemán medio gasta un promedio de 833 euros por persona y por viaje. El 55,3 % de los alemanes mayores de 14 años hacen un viaje de vacaciones al año. Los que más viajan son las personas de la tercera edad, lo cual es consecuencia del desfase demográfico del país. Aunque prefieren viajar en el interior, el atractivo de un viaje al extranjero va en aumento. España es el destino número uno de los viajeros alemanes, seguida de Italia y Austria. El 37% de los turistas alemanes viajan en avión. Según la Federación Alemana de Agencias de Viajes, la industria del turismo alemán mueve 19.400 millones de euros al año y 73.600 personas trabajan para esta industria.

     

    El problema más grave del país es la baja tasa de natalidad y, por consiguiente, el bajo consumo y la baja producción interna. A la potencia europea le salva la exportación, pero Alemania sabe que está viviendo por encima de sus posibilidades. De momento, los políticos están poco decididos a tomar medidas drásticas como sería, por ejemplo, la reducción de impuestos por el nacimiento de cada niño y el voto familiar, es decir, que el voto de una familia valiera más que el voto de un individuo.