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Kölsch, Pils, Alt, Weißbier

medium_Bier.jpegPedir una cerveza en Alemania, no es un acto trivial. No basta con pedir “una cerveza“ (“ein Bier“) sino que hay que especificar qué cerveza. Las cerveza más común es la “Pils“ y luego, según la zona, se puede pedir una “Kölsch“ en Colonia, o una “Alt“ en Düsseldorf o una “Weißbier“ en Baviera. Por lo general, en los restaurantes de las empresas está prohibido servir bebidas alcoholicas, con expepción de Baviera en la que la cerveza se considera como alimento básico.

Para la vida social y tratar con amigos, es bueno estimar la cerveza: es parte de la cultura alemana. Una manera común de quedar para salir, es ir a un “Biergarten“ (jardín de cerveza), sobre todo en las noches más calurosas de verano. Se toma la cerveza, acompañada quizás con unas salchichas y con una ensalada de patatas en mesas alargadas con bancos sin respaldo, que a mí me resultan poco cómodos. Es una buena manera de conocer a más gente pues en esas mesas caben unas 12 personas y se llenan según va llegando la gente, independientemente de si se les conoce o no.

Al rito de llenar un vaso de cerveza se le presta bastante atención. Cada tipo de cerveza exige una manera de llenar el vaso, inclinando el vaso más o menos. También la manera de brindar depende de la cerveza y de la forma del vaso. Esto la va uno aprendiendo poco a poco. El los barbacoas caseros se toma la cerveza de un barril y no de una botella y corresponde al anfitrión el introducir el grifo en el barril a base de martillazos.

Otra peculiaridad es cómo se lleva la contabilidad de las cervezas que uno se va tomando. Para eso existe un documento de especial importancia: el posavasos. A cada cerveza que se sirve, el camarero hace un raya en el posavasos. En algunas ciudades como Colonia, basta que el camarero vea un vaso vacio para que sirva otra cerveza, aunque no la hayas pedido explícitamente. Al llegar a la quinta, el camarero hace un raya diagonal que cruza a las cuatro rayas verticales y así a la hora de pagar, es más fácil contar. Así que ¡no se le ocurra perder el posavasos!

La producción de la cerveza llegó a su punto álgido de artesanía en los conventos en la Edad Media. Por su elevado contenido de calorías era un buen suplemento para los alimentos tan escasos. Pronto se convirtió en factor económico que permitía recaudar una buena cantidad de impuestos.

Un capítulo especial merece la “Oktoberfest“, la fiesta de la cerveza en Munich, que no tiene lugar en octubre, como dice el nombre sino en septiembre. No he asistido hasta ahora, pero la perforación del primer barril por parte del alcade siempre es noticia en el telediario. Acuden millones de turistas de todo el mundo a las gigantes carpas que alojan a los tenderetes donde se oye música bávara. Toda empresa que se precie suele invitar a sus mejores clientes a esa fiesta. Es curioso verlo, supongo, pero si uno se lo pierde, tampoco pasa nada.

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