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  • Mallorca, paraíso de las familias (alemanas)

    medium_Familia.jpegNo hay nada como decir en Alemania que eres de Mallorca para poder entablar una amistosa conversación, pues dos tercios de mis interlocutores me dicen que ya han estado en la isla. Su reacción es de una gran sorpresa al hablar con un mallorquín que lleva viviendo en Alemania más de 20 años. Se preguntan cómo lo aguanto. Yo les digo que bastante bien, si no ya me habría ido. Muchos me piden algún consejo para saber que lugares de la isla hay que visitar, qué zonas conviene evitar, etc. El pronóstico para este verano parece ser muy bueno. Alemania ha vuelto a descubrir la isla. Podemos estar tanquilos.

     

     

     

    Hace poco un amigo de la Universidad Politécnica de Aquisgrán me invitó a su 40 cumpleaños. Durante la comida hablé con la madre de tres niños que me contó su desesperación con el “todo incluido“ de los touroperadores alemanes. Resulta que los precios están ajustados a las familias que tienen como máximo dos hijos. Si tienes tres, el tercero paga como un adulto. Es casi impensable que te pongan una cama adicional por un precio asequible. Menos mal que ha encontrado un hotel en la isla al que se le podría dar el premio de “hotel familiar“.

     

     

     

    Sería mi gran deseo que Mallorca fuera conocida en toda Europa por ser la isla más acogedora para las familias: en precios, en facilidades para los niños, en atenciones a los padres, etc. Alemania está en pleno debate familiar para mejorar la tasa de natalidad del país. Dentro de unos pocos años el bajón demográfico de Alemania se notará también en Mallorca. He visitado la página web de Ibatur: www.illesbalears.es. Es curioso ver un dominio de internet de España escrito en alemán. Me parece un avance muy positivo.

     

     

     

    Propongo a los responsables de la política turística de Mallorca el siguiente slogan: “Mallorca, die familienfreundliche Insel“ (Mallorca, la isla amiga de las familias). Para ello habría que escoger una foto bien lograda de una familia feliz, con tres hijos por lo menos, para romper un poco con la familia estándar y, por supuesto, con un fondo en el que se refleje algun paisaje típico de la isla que permita reconocerla en el anuncio. No me sorprendería que un campaña como esta, bien pensada, diera mucho de que hablar en Alemania. Muchas familias se sentirían identificadas con este turismo familiar ofrecido por los mallorquines, e incluso se invitarían a políticos y a hoteleros de la isla a los “talk-show” de televisión. Además, esta campaña no se debería quedar lógicamente en el anuncio. Habría que apoyarla con iniciativas que hagan honor al slogan: premios a hoteles familiares, facilitar playas familiares donde los niños se puedan mover con soltura, precios asequibles a familias, etc.

     

     

     

    Aquel que ha conocido la isla como niño es muy probable que vuelva como adulto... y más tarde con sus propios hijos. Ahora que voy a cumplir los 40, lo he podido comprobar con varios de mis amigos. Pienso que sería muy acertado invertir hoy en los turistas de la segunda mitad del siglo XXI.

  • El fenómeno “Código da Vinci“

    medium_da vinci code.jpegEl marketing de la película ha producido su efecto. A pesar de las críticas negativas, la película resulta ser taquillera. Después del “tsunami” mediático que se ha producido antes del estreno, ahora podemos analizar con más distancia el fenómeno “Código da Vinci”. Estamos ante un género literario y cinematográfico que ha sido llamado “history fiction”. Ante este acontecimiento existen dos peligros: el ridiculizarlo y el darle demasiada importancia.

     

     

    No nos podemos quedar en lo anedótico: que se ha prohibido en la isla Samoa, que Umberto Eco se ha negado rotundamente a tener una mesa redonda en Vinci, Italia, con Dan Brown, que en la India se ha puesto un cartel en la película que confirma que se trata de una ficción y que no es apta para menores de 18 años, que ya se habla sobre la próxima película basada sobre el libro de Dan Brown “Angels and Deamons” en el que seremos testigos de asesinatos de cardenales durante un conclave: ¡no te lo pierdas!

     

     

    El sacerdote norteamericano del Opus Dei, John Wauck, profesor de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y autor del blog www.davincicode-opusdei.com fue entrevistado por el semanal alemán Focus el pasado 2 de mayo y explicaba así el fénomeno: “Es un cóctel. Brown habla de arte, de espiritualidad, de historia pagana, clásica y de la edad media, sobre sexualidad... Todo junto produce un cóctel que fomenta la curiosidad. Incluso es un cóctel muy “católico”.

     

     

    ¿Qué haría Dan Brown sin la Iglesia, sin el Vaticano, sin Roma?. Sus novelas dependen de la fascinación que emana de la Iglesia católica. Brown es el típico protestante americano. Las iglesias más antiguas de América son del siglo XVII. De repente, aparece en Roma y ve el obelisco egipcio, el Panteón pagano convertido en una iglesia. Ve San Pedro, las obras de Bernini. Esto fascina a cualquier americano porque su país no tiene mucha historia. En Roma encuentra la unión con el pasado. Uno de los efectos más importantes de los libros de Dan Brown es el aumento del turismo en Roma”. Sigue John Wauk: “Hablo de los EE.UU. porque allí han sido creadas estas novelas. Existe ahí un verdadero hambre por una cultura social menos trivial. Es la ansiedad por la historia, por el misterio, por la unión del pasado y del presente. Brown satisface este deseo. He observado como los jóvenes esperan pacientemente en una cola para pasar ante la tumba de Juan Pablo II con el “Código da Vinci” en la mano”.

     

     

    Según una encuesta realizada en Francia a mil jóvenes de 15 años, un 25% cree que Dan Brown ha hecho una investigación profunda y que, por lo tanto, es cierto lo que afirma en su libro. Cualquier persona con una mínima formación histórica, artística y teológica se da cuenta de que lo único cierto en la novela son las páginas del libro. Si alguien pretende aprender algo con este libro, resulta que sólo aumentará su ignorancia.

     

     

    Ahora bien, la gran oportunidad que nos ha brindado este “best-seller” es que ahora es muy fácil hablar de la fe hasta tomándose un aperitivo, en una cena o en una fiesta Es un buen momento para refrescar lo que aprendimos de nuestros padres, en el colegio, en las clases de historia y de arte, antes de recibir los sacramentos de la comunión o de la confirmación. O es que... ¿es poco lo que hemos aprendido?. Muchos deberíamos ser capaces de autoresponder muchas preguntas: ¿Quiénes son los sinópticos?, ¿cúando se escribieron los evangelios?, ¿cuáles son los fundamentos históricos de la existencia verdadera de Jesucristo?, ¿quién fue María Magdalena?, ¿cúales son los escritos del Qumran y qué contienen?. Son múltiples las preguntas que debemos ser capaces de responder o en las que nos podemos poner al día sin gran esfuerzo. A mí, personalmente, me ha ayudado el cuestionario sobre la figura de Jesucristo y sobre la Iglesia que se puede descargar en la página web del Opus Dei (www.opusdei.es).

     

     

    Con el “Código Da Vinci la Iglesia no pierde seguidores y el cine no gana entusiastas. Los que dudaban, tienen una buena ocasión para informarse y los que no saben nada sobre Jesucristo y la Iglesia, se van desgraciadamente más vacíos que nadie. Un desafío para todos, especialmente para los padres y para los profesores de enseñanza secundaria y universitarios.

     

  • El balón es redondo

    Soy de aquellos que para el fútbol soy un inútil. Una vez pité como árbitro un partido juvenil en Alemania y casi me linchan. Más bien sería partidario de que dieran a cada jugador una pelota para que esté contento. Cuando era un chico jóven, mi padre me llevó un par de veces al antiguo Lluís Sitjar, siguiendo la tradición que tenía a su vez mi abuelo con su hijo. Las tardes del domingo estaban por entonces enmarcadas con algún partido en la televisión (ahora tenemos fútbol todos los días) o con la transmisión en la radio del coche de los resultados de la jornada. Todo eso no me sirvió de mucho y siempre digo que no ser aficionado de ningún deporte televisivo me ahorra mucho tiempo. Algo cambia cuando llega el mundial. Es dificil permanecer ajeno al evento.

     

    Las autopistas alemanas están llenas de letreros, curiosamente en inglés, para que lo entienda todo el mundo, especialmente los hooligangs: A time to make friends (la hora de entrelazar amistades). El fútbol, en efecto, es un hecho cultural de gran relevancia: puede dividir pero también puede unir. Cuando Alemania ganó el Mundial en 1990 siendo capitán Beckenbauer recuerdo la plaza mayor de Aquisgrán llena de banderas alemanas como no había visto en toda mi larga estancia en este país. La reunificación alemana estaba recién estrenada. Fue uno de los momentos en los que los alemanes no escondieron su bandera. Tienen derecho a no esconderla. Todavía, por motivos históricos obviamente, les cuesta ser patriotas, lo cual no es lo mismo que ser ñoñamente nacionalista. Ser patriota es algo muy legítimo y tiene como característica especial el preciarse también de los hitos y de los avances de otros países.

    Este mundial me recuerda de un modo especial la lograda película de Sönke Wortmann del año 2003 titulada Das Wunder von Bern (El milagro de Berna). Recuerda el evento histórico del mismo nombre. El 4 de julio de 1954 Alemania ganó en la final con Hungría el mundial en Suiza. Este triunfo inesperado es para muchos historiadores la cristalización del resurgir alemán después del decaimiento de la II Guerra Mundial. Se afirma que bien puede ser llamada la hora del nacimiento de la República Federal Alemana. El tercer gol de Helmut Rahn en el minuto 84 hizo levantar cabeza a todo el país. De ello da fiel testimonio el reportaje radiofónico de un modo especialmente emocionante. El entrenador Sepp Herberger se hizo legendario. Durante el entrenamiento ya había acuñado algunas frases sugerentes que se hicieron famosas, por ejemplo: el balón es redondo y el partido dura 90 minutos (aparentemente no había nada más que añadir) o antes del partido es después del partido (para aclarar que mucho depende del entrenamiento).

    Es de desear que el mundial 2006 tenga un resultado afortunado y ¡que gane el mejor!