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La cultura de la libertad

A Udo Di Fabio, magistrado del Tribunal Constitucional alemán que ha sido galardonado con el premio ”Reformador del año” el pasado 29 de noviembre por el Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung y es autor del libro “Die Kultur der Freiheit” (La cultura de la libertad), le preocupa la libertad del individuo en un estado cada vez más regularizado y cada día más afectado por normativas europeas que parecen ahogar dicha libertad. Cuanto menos responsable es el individuo y cuanta menos entidad moral posea, tanto más regula el estado. Sin darnos cuenta vamos perdiendo los derechos que emanan de la libertad a costa de un entramado de leyes cada vez más complejo y cada vez más dificil de delimitar, dando pie a una burocracia sofocante.
 
Ahora bien, también corremos el peligro de errar en la noción de la libertad en un contexto cada día más individualista. La libertad, según Di Fabio, es más que la posibilidad de escoger. Existe también una libertad que llega a su plenitud al adquirir un compromiso. El juez, conocedor de las vicisitudes de la vida por ser padre de cuatro hijos, afirma que “occidente se encuentra en peligro porque existe una idea errónea de la libertad que conlleva la destrucción del sentido común”.
 
Esta opinión va en la línea de los libros escritos últimamente por intelectuales alemanes con ideas innovadoras como “Generation Reform” (Generación Reforma), de Paul Nolte y “Der Staat - eine Erneuerungsaufgabe” (El estado y su tarea renovadora), de Paul Kirchhof. El libro de Di Fabio hace un recorrido de la filosofía del estado desde sus orígenes hasta nuestros días. La revolución francesa proclamó la base del estado moderno: libertad, igualdad y fraternidad. El autor se pregunta qué premisa es más fuerte como fundamento del estado, la libertad o la igualdad. ¿De dónde proviene la igualdad?. ¿En qué casos supera la fraternidad los limites de la libertad?. Estas preguntas no dejan de tener relevancia si consideramos, por ejemplo, los retos éticos que plantea la eutanasia.
 
El juez alemán pone al descubierto algunas contradicciones de una Europa que es capaz del “olvido del futuro que se genera a través del prescindir de nuestros propios hijos” o también cómo es posible que sólo empecemos  “a valorar nuestra propia cultura sólo ante lo que nos es extraño”. Así ocurrió en Holanda, en octubre de 2004, cuando fue reclamada mayoritariamente una mayor protección legislativa de las religiones ante la calumnia, ya que un artista aparentemente se atrevió a ridiculizar al islam en sus obras de arte, episodio que además acabó en un crimen. “Ya nos hemos acostumbrado al desprecio de la religión cristiana, a la ridiulización del Papa, al insulto a la familia y a manchar las insignias nacionales y lo llamamos progreso”, escribe Di Fabio y se pregunta qué interés podrá tener un emigrante en integrarse en una cultura que se autodestruye, que “reniega de sus valores morales y que su oferta para dar un sentido a la vida parece que se agota en estar permanentemente de viaje, en alargar artificialmente la vida y en el consumo”.
 
El autor dedica una parte extensa del libro a defender a la familia tradicional como fundamento de la sociedad, ya que “una sociedad desacostumbrada a los hijos está condenada irreversiblemente a perder su vitalidad”. No es poco frecuente oir por ejemplo que a una familia con niños se le diga que no puede firmar un contrato de alquiler simplemente por el hecho de tener niños (¡que por ley natural hacen ruido!). El prestigioso magistrado del Tribunal Constitucional reclama concretamente que el proyecto de ley sobre la antidiscriminación que se prepara en Alemania no deje de contemplar los casos de la discriminación de la familia, hasta ahora totalmente omisos en este texto legal.
 

Comentarios

  • Le puse un enlace a mi blog, hoy en la manana.

  • Precisamente ahora en España estamos sufriendo esa falta de libertad; en educacion la religion ha sido quitada de un plumazo y los catolicos estamos siendo atacados constantemente por los medios de comunicacion y por supuesto con el respaldo del gobierno. Ya "todo vale", para una mayor libertad hay que intentar destruir todo aquello que haga crecer al hombre en valores y por supuesto lo primero la familia,y ¿sabeis lo que han conseguido? pues que las familias cristianas y no critianas reaccionemos. Ahora mas que nunca hay que hablar de la familia y ensalzarla, ya que aporta a la sociedad un equilibrio basado en la construccion de esos valores morales que son fundamentales para el desarrollo de la persona y se pueda aportar a esta sociedad algo positivo, para que pueda crecer en libertad.

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