En 2020 vamos a celebrar el 250 aniversario del nacimiento de Ludwig van Beethoven. Ya desde joven me fascinó su música. Mis padres tenían una colección de discos de sus 9 sinfonías. A mi me gustaba oír con frecuencia la quinta, la sexta y la novena. Me elevaba y todavía me eleva el espíritu. Quizás ahí se fue gestando mi amor por Alemania.
Cuando empecé a aprender alemán me di cuenta que Beethoven es un nombre nada fácil de pronunciar. Pronunciarlo bien es de nota. Al llegar a Colonia me enteré que nació en Bonn, pequeña cuidad que fue capital de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Ahí está su casa natal convertida en un museo que nunca he llegado a visitar. Tras la unificación de Alemania, hace ya más 30 años, Bonn pasó a ser una ciudad de congresos y una de las sedes de Naciones Unidas y de otros organismos nacionales e internacionales. Ahí también tiene su sede la Deutsche Welle, la emisora de radio internacional alemana, que cuenta con un amplio programa cultural.
Durante esta semana se celebra en Davos (Suiza) la reunión anual del World Economic Forum, un evento de gran trascendencia al reunir a los principales líderes mundiales de las esferas política, económica y social. Debido a mi trabajo en la sede de Múnich del IESE Business School, he podido tratar más de cerca esta institución y el pasado 9 de octubre incluso pude conocer y conversar con su fundador y presidente, el catedrático Klaus Schwab, ingeniero alemán. El congreso celebra este año su 50ª edición, bajo el lema “Stakeholders for a cohesive and sustainable world”.