Del 5 al 9 de junio se ha celebrado en Colonia el primer Congreso Nacional Eucarístico. Ya tuvieron lugar dos Congresos Eucarísticos internacionales en el pasado, uno en Munich y otro en Colonia.
¿Y eso qué es?, se preguntarán con mucha razón. No se trata de un congreso con multitud de conferencias y ponencias, sino más bien es una fiesta del Corpus Christi prolongada, en la que los católicos participan en eventos de catequesis, oración y adoración a Jesús. Yo he asistido a este Congreso por primera vez en mi vida. Para aquellos a los que esto no les dice nada, se podría comparar a una mini Jornada Mundial de la Juventud como la que tuvo lugar en Madrid, pero para todas las edades. Colonia es una cuidad adecuada para celebrar el Congreso, ya que la primera procesión del Corpus Christi de la historia tuvo lugar precisamente en esta ciudad.
Un evento especial tuvo lugar durante tres días desde las 22.00 a las 23.00 horas en la Catedral. Llegé una hora antes para poder entrar. La cola ya llegaba hasta la boca del metro. La espectacular catedral gótica se llenó de personas en diez minutos. En mi caso tuve suerte y pude entrar por un lateral y estuve todo el rato de pie. Se colocaron unos focos especiales con unas lentes movibles y se proyectaron unas imágenes en movimento en el techo, columnas y laterales de la catedral. Y todo ello al ritmo de la música que salía del poderoso órgano de la la catedral. Mientras tanto un sacerdote iba leyendo en latín y en alemán la oración Adoro te Devote, de Santo Tomás de Aquino (discípulo de San Alberto Magno, enterrrado en Colonia), que también pasó una temporada de su vida en la Universidad de Colonia. Se creó una atmósfera espiritual intensa con intervalos de silencio, sonidos y haces de luz que cortaban el humo del incienso que ascendía por la catedral y que se movía desde el abside al portal. Fue algo fabuloso que muy bien se podría hacer en nuestra Seo de Palma. Lo que acabo de contar se puede ver en You Tube poniendo esta referencia: Lux Eucharistica - Kölner Dom Juni 2013. La verdad es que valió la pena verlo.