El diputado alemán Markus Wanderwitz, portavoz del grupo de diputados jóvenes de los cristianodemócratas (CDU/CSU) ha presentado la idea, a primera vista descabellada, de una contribución solidaria y obligatoria al Estado para aquellas parejas que no tengan hijos. Su razonamiento es que tener hijos siendo un asunto privado que tiene serias consecuencias para el país. La realidad es que la tasa fiscal para los casados sin hijos es la misma que la tasa fiscal para los casados con hijos. No es así en Francia, por ejemplo. Los matrimonios con hijos contribuyen mucho más, a través de IVA, a llenar las arcas del Estado que los matrimonios sin hijos. La pensión que reciben los matrimonios con hijos es la misma que la que reciben los padres sin hijos, sin tener en cuanta el beneficio económico que para el Estado supone la inversión en educación que hacen los padres con sus hijos.
La idea de un "impuesto demográfico" ha sido aplastada inmediatamente por la canciller Merkel. Es lógico, pues presenta unas graves dificultades prácticas de aplicación. ¿Por qué "penalizar", por ejemplo, a aquellos que involuntariamente no pueden tener hijos?.
En realidad, lo más sorprendente de esta propuesta es que se haya hecho. Es una señal de que existe un problema demográfico grave en Alemania (y también en Europa). Seguramente sería más acertado proponer una política que favorezca de un modo decidido a las familias numerosas en Alemania. Hay un millón doscientas mil familias con tres hijos o más en Alemania. El 75% de estas familias viven con matrimonios estables y contribuyen a mejorar el capital humano del país y, por eso, no se merecen para nada que se les califique de "asociales" por tener un proyecto abierto a la vida, como así ocurre. Con frecuencia se asocia a la familia numerosa con un riesgo de pobreza. Es cierto que hay muchas familias numerosas que lo pasan muy mal para llegar a fin de mes. Pero también es cierto que convendría más asociar a la familia numerosa como un factor de riqueza vital para Alemania y para las relaciones humanas. Existen investigaciones recientes, que se pueden comprobar en muchas familias numerosas, que afirman que el menor de los hermanos es siempre el más espabilado, el más creativo, el más ingenioso. Ya que Alemania depende mucho de su alta productividad, le conviene mucho fomentar el ingenio humano y la innovación desde el principio, por ejemplo, fomentando más la familia numerosa.
El discurso sobre la concialiación de la familia y el trabajo no considera muchas veces la realidad de la familia numerosa, sobre todo en Alemania, ya que muchas instituciones educativas terminan su tarea al medio día y muchas madres y algunos padres tienen que "hacer el pino" para ocuparse de sus hijos por la tarde o buscar otro tipo de ocupación para sus hijos.
La primera cresta de la ola del problema demográfico se presenta con la falta de personal cualificado y de aprendices en el mercado laboral. La segunda cresta del tsunami se presentará cuando en pocos años se doble en algunas poblaciones el número de personas mayores de 80 años y falte personal y dinero para atenderlas. Se calcula que en 2050 la media de edad en Alemania será de 60 años. Dicho de otro modo: el futuro de la sociedad alemana y europea está en las manos de las familias numerosas.