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  • Jóvenes con carácter

    Filippa y Vittorio.jpegCada año, a finales de septiembre, suelo asitir a la ceremonia de los premios "Angel de Filippa" (www.filippas-engel.eu), que se celebra en el castillo Sayn (www.sayn.de). Los premios se otorgan a jóvenes de Europa menores de 30 años que demuestran un fuerte compromiso social, cultural o ecológico. El nombre del premio, Filippa, coincide con el nombre de la Princesa de Sayn-Wittgenstein, que falleció trágicamente en 2001 a causa de un accidente de tráfico en Inglaterra, cien días después de celebrar su boda. Su familia le considera, naturalmente, la fundadora de esta institución. Sus padres, sus seis hermanos y su marido publicaron su diario "El Angel de Filippa" (Ediciones Palabra) y la recaudación de los ingresos se destinan a los fines del premio. Cada año, también con la ayuda de mecenas, se entregan alrededor de 20.000 euros a los diversos premiados en las distintas categorías. Un jurado selecciona a los candidatos en función de las recomendaciones que reciben.

    La mayoría de los premiados son personas poco conocidas y pienso que este es uno de los méritos de este premio: conseguir que sea noticia lo que pocos ven o aprecian. Una de las excepciones es el caso del conocido jugador de fútbol Christoph Metzelder, que con su amigo Stephan Kehl recibió el premio en 2006 con motivo de su lucha contra la imposición de la prostitución infantil (www.roter-keil.de).

    Los proyectos premiados se han llevado a cabo en más de 27 países de todo el mundo. Pedro Ortega Campos, de Sevilla, recibió el premio en 2007 por dirigir un proyecto que movilizó a muchos voluntarios para pintar un gran número de casas en un barrio de inmigrantes sevillano (www.ciong.org).

    Stefanie Blume y Verena Kaiser recibieron el premio en 2009 por sacar adelante un proyecto de asistencia a menores, víctimas del abuso (www.erich-kaestner-kinderdorf.de). En el año 2010 Felix Finkbeiner, de trece años, ganó el premio por dar cumplimiento a su sueño, consistente en plantar un millón de árboles en todo el mundo. Su Leitmotiv es "Stop talking –Start Planting" (www.plant-for-the-planet.org).

    En la entrega de premios de 2010 tuve la alegría de conocer a Sabatina James, de 28 años, nacida en Pakistán. No sabía que su libro "Del Islam al Cristianismo, mi historia" había salido ya en 2006 en Ediciones Palabra, así que he leído su misma biografía pero en alemán, que tiene otro título: "Para ser feliz deberás morir" (Knaur Verlag). Sabatina protege a mujeres musulmanas que son obligadas al matrimonio (www.sabatina-ev.de). Ella misma cuenta como después de vivir en Austria sus padres se la llevaron a Pakistán para casarla con su primo, a lo que se negó rutundamente. Sufrió muchos malos tratos por parte de su familia. Fue obligada a aistir a varias escuelas del Corán en Pakistán, que ella describe con pelos y señales. Más adelante, de nuevo en Austria, un amigo le prestó una biblia y después de rezar y de reflexionar mucho se bautizó. El resultado fue: sentencia de muerte. Por ello en Alemania  se mueve con protección policial. En una entrevista, que se puede ver en YouTube, le preguntan ¿qué hacer ante la presión musulmana? Su elocuente respuesta es: "ser más cristianos". Sabatina me contó que conoce las Islas Baleares y que le hicieron una entrevista para una cadena de televisión alemana en Ibiza. Ya ha sido portada en varias revistas alemanas.

    El secreto está en que para conocer a personas de este calibre hay que ir a Sayn...