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  • Montesión, 25 años después

    Montesión.jpegYa me ha llegado el menú de la cena de compañeros de la promoción 1983-84 del Colegio de Nuestra Señora de Montesión del 27 de diciembre y como no podré asistir quiero dedicarles este escrito, ya que estamos a punto de entrar en el año en el que cumpliremos nuestro XXV aniversario.

    Tengo que decir que desde que finalicé mis estudios en Montesión, cada día llevo a todos siempre conmigo en mi agenda con la imagen de la Virgen del colegio, que en el reverso contiene todos los nombres de la promoción. Me alegro de que la celebración empiece con una invitación de nuestro compañero, Pepe Buades SJ, a participar en la Santa Misa, especialmente en memoria de nuestros queridos Fernando, Pepe y Miguel Angel, que nos llevan la delantera y que, por lo tanto, han llegado a la recta final. A los tres les agradezco mucho lo que ya nos han dado con su vida, y también todos sabemos que, de alguna forma, nos ayudan desde el cielo a seguir con buen pie en nuestro quehacer diario, preocupándose por todo lo nuestro, como ya lo hacían cuando compartíamos pupitre.

    Al repasar los nombres y las direcciones de correo electrónico que poco a poco hemos recopilado, me han venido a la memoria, de la profundidad del subconsciente, muchos recuerdos del colegio. Especialmente me he acordado del profesor de matemáticas, D. José Fiol, q.e.p.d., que tenía por costumbre recitar nuestros nombres después de corregir un examen y preguntarnos en público: "Pons, ¿qué nota crees que tienes?". Este era un momento tenso para todos nosotros pues era fácil equivocarse por defecto o –mucho peor– por exceso. Pero él lo hacía con tanta gracia que no le imputábamos este método pedagógico un tanto peculiar.

    Me acuerdo también del primer suspenso –experiencia muy necesaria en la vida, ya que hoy los jóvenes tienen mucha menos tolerancia a la frustración– que fue resultado de un examen sorpresa en la clase de matemáticas del profesor D. Miguel Perelló: ¡un dos! ¡Quien me iba a decir que llegaría un día a concluir Ingeniería de Telecomunicaciones en Alemania!

    Mi recuerdo más profundo, sin embargo, son las risas que teníamos Pepe Orlandis, q.e.p.d – muchas veces compañero de pupitre– y yo en la mayoría de las clases. Nos lo pasábamos realmente bien. Me gustaría mucho poder mencionar aquí a todos mis profesores, pero por falta de espacio y para que no me olvide de nadie les agradezco desde aquí a todos el esfuerzo que pusieron en nuestra formación. En efecto, formar a los alumnos, ser cooperadores de la labor educativa de los padres, requiere mucha dedicación y pienso que pocas veces se toma uno la molestia de agradecerlo. Haré una excepción mencionando al P. Angel Montalvo SJ. Escuchábamos con mucha atención todas sus vivencias en la India y su paso –recuerdo el día de su fallecimiento, de su dies natalis –dejó en nosotros el deseo de ser útiles en la vida.

    En Alemania existe la expresión "Jesuitenschüler", es decir, alumno de los Jesuitas, que tiene diversas connotaciones. De hecho, los colegios de Bonn (Aloisius Kolleg), Berlin (Petrus Canisius) y Sankt Blasien tienen mucho prestigio en el país. Y pienso que si algo tiene que distiguir a un alumno de los Jesuitas es la capacidad de discernimiento. Vivimos en un mundo que tiende al reduccionismo intelectual y a la falta de visión completa de la realidad (basta considerar los desafíos de la bioética). También vivimos en un mundo que se evade en el sentimentalismo. Todo el día se nos está vendiendo "feelings". Discernir, estar en la realidad, distinguir y saber apreciar: quizá es esto lo que más debo a esos años de Montesión. ¡Muchas gracias!. A mis compañeros les deseo una gran celebración y que sepan que desde algún rincón de Colonia participaré de alguna manera en este importante aniversario.