Este mes de septiembre se muestra muy variopinto desde el punto de vista mediático y revela mucho sobre la mentalidad alemana. Empecemos con el intento de acto ista que pudo ser interceptado a tiempo por la policía y que tenía como objetivo el aeropuerto militar de Ramstein. Lo asombroso es que uno de ellos era un alemán converso al islam militante. Esto revela la impotencia de un estado de derecho ante el ismo. El diputado Bosbach ha pedido que se haga pública la lista de los conversos alemanes al islam. Al mismo tiempo, cada vez hay más voces que reclaman que en las mezquitas se predique en alemán y, mientras tanto, con no poca ignoracia sobre las consecuencias, se debate alegremente sobre la construcción de grandes mezquitas en Colonia y Frankfurt. Además, bajo el pretexto de la apertura y de la tolerancia, se ignora la procedecia de la finaciación de las mismas: el ministerio de asuntos religiosos de Turquía, país en el que no existe la libertad religiosa.
Se conmemora también el treinta aniversario del “otoño alemán”, el más sangriento del ismo alemán. El programa de mayor audiencia de televisión ha emitido un documental durante dos días sobre el grupo ista RAF que nos ha puesto los pelos de punta. ¿Cómo es posible que un estado de derecho se dejase manipular de esta manera?. Los istas consiguieron, a través de la manipulación de la opinión pública, ser encancelados conjuntamente y sin aislamiento en la cárcel de Stammheim, desde donde daban órdenes a las células istas en el exterior. A través de sus abogados consiguieron infiltrar armas y documentos en la cárcel y mantenerse en contacto con el exterior y, aunque estaban cada uno en su celda, consiguieron instalar un sistema se comunicación eléctrica interna. Este documental, que aporta nuevos datos, pero que no condensa toda la verdad sobre el caso, es en sí mismo un desafío mediático. Y esto es así porque aparecen indiferentemente el canciller Helmut Schmidt, las víctimas supervivientes de ismo y, al mismo tiempo, algunos antiguos istas que han concluido su encarcelamiento. Por lo tanto, todos han aparecido como si estuvieran al mismo nivel ante los medios.
Y, por último, no se puede dejar de mencionar el caso de la antigua y popular locutora de televisión Eva Herman (www.eva-herman.de). Todos saben en Alemania que mencionar el nacionalsocialismo siempre se puede convertir en un obstáculo y en una mina, que de algún modo siempre se puede prestar a ser mal entendido. Esto le ocurrió al Presidente del Parlamento Jenninger, al diputado Hohmann y al presidente del Land Baden-Wüttenberg Oettinger. Eva Herman, que vendió 100.000 ejemplares en 2006 con su libro sobre el descarrilamiento del feminismo, ha sido objeto de una campaña mediática que le ha costado su puesto de trabajo en la televisión al presentar su nuevo libro “El principio del arca de Noé, salvad la familia” y al decir que “antes del nacionalsocialismo había valores familiares”. Basta ver la película “El hundimiento” para darse cuenta de cómo la familia fue instrumentalizada por este sistema. Pero otra cosa es que las afirmaciones sean tergiversadas para producir un escándalo mediático sobre una persona que no es políticamente correcta.
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¿Qué es ser protestante?
Una cuestión fundamental de la vida en Alemania es tener conocimiento de la realidad de la diversidad de las confesiones cristianas en el país y sobre lo que esto supone en la vida cotidiana.
Me contaron que en los años cincuenta era común que en los patios de los colegios hubiera una verja en el lugar de recreo entre los católicos y los protestantes. Esta divisón pasa por el centro de muchas familias alemanas en las que los padres son de confesión mixta, lo cual plantea conflicos prácticos, por ejemplo en la educación y a la hora de decidir sobre el bautismo, la primera comunión, la primera confesión y la confirmación de los hijos. El Papa Benedicto XVI denominó esta separación como “terrible tragedia“ el 19 de agosto de 2005 en Colonia con motivo de su reunión con los pastores protestantes en Alemania.
En la geografía alemana se encuentran zonas católicas y zonas protestantes y, dentro de ellas, hay enclaves de la otra confesión debido al “cuius regio, eius religio“ de la Paz Augustana de 1555. Hay que recordar que guerra de los 30 años fue algo muy sangriento.
Católicos y protestantes se unieron de manera inesperada en las trincheras de la segunda guerra mundial. Ante la amenaza de las as aliadas rezaron juntos el Padrenuestro y cantaron juntos canciones como “Großer Gott, wir loben dich“ (Gran Dios, te adoramos).
El progreso ecuménico es un gran anhelo del pueblo alemán y se conseguirá con el resultado de la búsqueda indiviual de la voluntad de Dios y no como proceso igualatorio del que intercambia ideas equiparables. De hecho, todos, catolicos o no, tenemos necesidad de conversión y el principio de todo avance ecuménico es por tanto la conversión personal.
Es llamativo que Benedicto XVI ha duplicado el número de asistentes a las audiencias de los miércoles en San Pedro. No pocos son alemanes y entre ellos, cada vez más a menudo, acuden protestantes. El libro de Benedicto XVI “Jesus von Nazareth“ ha creado una gran expectativa en Alemania y sigue en la cima de los rankings de venta. Como me decía un amigo: “este libro es muy importante para nosotros, luteranos“. De hecho, los luteranos saben que Benedicto XVI es una de la grandes eminencias del luteranismo y por lo tanto para ellos una gran autoridad.
Lo propio del luteranismo es, por citar solo los puntos más centrales, la “sola scriptira“ (solo la escritura), la „sola fidei“ (solo la fe) y la „sola gratia“ (solo la gracia). Lo propio del catolicismo está en la teología de los sacramentos, en la importancia de la Tradición para la interpretación de la escritura y en el magisterio visible del Papa y de los obispos. El elemento católico es más bien el “et, et“ (una aspecto y el otro), evitando los reduccionismos. Un gran avance se consigió el 31 de octubre de 1999 con el documento común de la Santa Sede y de las Denominaciones Luteranas sobre el significado de la Justificación, que sentenció que no había un desentendimiento real en este concepto.