El pasado 6 de diciembre, el ministro del interior alemán Wolfgang Schäuble declaró en una rueda de prensa que el resultado más positivo, a parte de las increibles ganáncias económicas en el campeonato mundial de Fútbol en Alemania ha sido el contrubuir enormemente a cambiar la imagen que se tiene de este país en el extranjero. En efecto, los alemanes son menos cuadriculados y parcos en expresividad de lo que comunmente se entiende.
A los pocos meses de terminar el mundial se lanzó la película “Deutschland - ein Sommermärchen“ (Alemania - un cuento de verano) que recoge imágenes documentales inéditas del mundial “puertas a dentro“. Se trata de grabaciones de entrenamientos, de partidos, de reuniones del entrenador Jürgen Klinsmann con su equipo, tomas en los vestuarios (por ejemplo la visita del Presidente de la República Horst Köhler y de la Canciller Angela Merkel tras la derrota que impidió que Alemania pasase a la final y la consiguiente incapacidad de los jugadores de decir ni una palabra en el vestuario), reacciones del pueblo alemán con su jugadores, etc. Todo desde la perspectiva de otra cámara que no enviaba sus imágenes a la televisión. La conclusión del autor del largometraje, Sönke Wortmann ha sido que lo mejor que le podía haber pasado a Alemania fue quedarse con el tercer puesto, sabiendo perder. Para mí ha sido también un verano inolvidable y muy emocionante: un redescubrimiento de Alemania y de la necesidad que tiene el país y su población de sentirse pertenecientes a algo que les es común a todos.
El que más sorprende al país es quizás el entrenador Jürgen Klinsmann que después de rechazar seguir siendo entrenador nacional, también ha rechazado recientemente ser entrenador nacional de los Estado Unidos alegando el mismo motivo: quiere conciliar su profesión con su familia y ahora se dedica a la empresa “Soccer Solutions“ de la que es copropietario. Su esposa tiene que estar feliz con este marido.
No deja de ser curioso y causa perplejidad en el país, el hecho de que Klinsmann diga que sus hijos de 5 y de 7 años están ahora mejor en los Estados Unidos. Los más despiertos se preguntan si se trata de una crítica solapada al sistema educativo alemán. Jürgen Klismann es una entusiasta de la independencia y no se deja acaparar por nadie y precisamente por eso es muy respetado. Del mundial ha aprendido que “las relaciones con las personas cambian con aquellos que uno no se espera“. Klinsmann tuvo que tragarse mucha crítica de la opinión pública antes de empezar en mundial, pues el alemán medio ante un evento como el Mundial es un campeón de la autocrítica, rozando a la autodestrucción. A algunos les encanta criticar a muerte a su mismo país, precisamente en aquello de lo que quizás deberían estar más orgullosos y eso es una pena. Sería interesante saber la razón social e histórica de este comportamiento. Klinsman grita a voces callando, lo cual es un arte del que todos podemos aprender.