"Madre-Padre-Hijo,mientras que en este país aún sea posible, sin inquirir en un delito, no me cansaré de afirmar de calificarlo como familia normal. Dentro de unos años seguramente tendremos que salir clandestinamente por las noches para hacer pintadas con esta frase en las paredes. Insisto. No porque considere otras formas de vida anormales o porque con gran ignorancia de mi parte no quiera ni pueda aceptar que también existen otras formas de vivir, sino porque Madre-Padre-Hijo son la mayoría. No solo en Alemania, sino en todo el mundo. Todavía".
Este es el resumen del libro "Entonces abróchate la blusa – Un grito en contra de la locura de la igualdad", escrito por Birgit Kelle, periodista y madre de cuatro hijos.
En efecto, un feminismo agresivo, la propagación de la ideología de género y que para rescatar la compatibilidad de la profesión y de la familia se recurra a desprestigiar la maternidad, el trabajo en el hogar y la labor educativa de una madre conllevan a que nos encontremos ante una generación sin brújula sobre lo que es una familia.
El título del libro despista un poco sobre su contenido. Toma pie del "escándalo" que montó una periodista con el político Rainer Brüderle. Se encontraron casualmente en el bar del hotel tras un intenso día de trabajo para ambos y al Señor Brüderle se le ocurrió comentar el generoso escote de la periodista Laura Himmelreich. Un año después, en plena campaña electoral y con la intención de desprestigiar al político ingenuo, escribió un artículo en la revista Stern (revista nada decorosa) y provocó un #Aufschrei (#grito) en Twitter. Por todo ello se desencadenó en Alemania un debate sobre el sexismo que incluso afectó al Presidente de la República, Joachim Gauck, al que se le echó en cara haberlo comentado como "Tugendfuror" (el furor de la virtud). En efecto, cuando el hombre y la mujer pierden el respeto mutuo y cuando un hombre no sabe lo que es ser hombre y una mujer no sabe lo que es ser mujer y cuando un hombre no sabe lo que es una mujer y una mujer lo que es un hombre la inseguridad y las meteduras de pata van en aumento. De ahí viene el consejo: "entonces abróchate la blusa".
Sin olvidar los efectos positivos del feminismo en el campo del reconocimiento de los derechos de la mujer, Kelle dedica un capítulo a lo que ella llama "dictadura del feminismo" y escribe: Simone de Beauvoir ya lo descubrió entonces. Hoy nos agotamos discutiendo su frase más famosa (no nacemos como mujeres, nos hacen) pero hay otra frase suya que no les quiero ocultar: "A ninguna mujer se le puede permitir quedarse en casa y educar a sus hijos. La sociedad debería ser totalmente distinta. Las mujeres no deberían tener esta posibilidad, precisamente porque si la tuvieran, la utilizarían demasiadas mujeres".
Muchas madres le han escrito a Kelle para decirle que "por fin escribe alguien lo que siento en este momento". Cada vez es más frecuente en Alemania que las madres tengan que dar explicaciones por su dedicación al hogar, a su marido y a sus hijos, como si de algo superfluo se tratase. El fallo del feminismo actual es el no reconocer el papel fundamental de la maternidad como opción válida para una mujer.
Kelle argumenta como es un error presentar la maternidad como una fuente de retraso económico y como también es un error obligar a las empresas a fijar una cuota de porcentaje de mujeres en los equipos directivos empresariales.
Ursula von der Leyen, antigua ministra de Trabajo, anteriormente ministra de la Familia y actualmente ministra de Defensa, madre de 7 hijos, escribió en 2007 en su libro "Wir müssen unser Land für die Frauen verändern" (Debemos cambiar nuestro país para las mujeres): "la presión de la industria para que la mujer entre de lleno en el mercado laboral es enorme. Lo que no sabemos es si querrán tener hijos". Más claro imposible. Esto es una realidad siete años después. El desafío de la política familiar consiste no sólo en resolver la conciliación del trabajo y la familia, sino también particularmente y con especial interés crear el marco fiscal y de pensiones para que, por ejemplo, el 20 por ciento de las mujeres que en Alemania desean tener una familia numerosa puedan tenerla. Esto es uno de los temas que recientemente defiende la nueva Federación Alemana de Familias Numerosas (www.kinderreichefamilien.de). Es clamorosa la injusticia que se comete con la ridícula pensión que recibe una madre de familia numerosa que libremente ha prescindido de un trabajo remunerado para ocuparse de sus hijos.
Kelle explica con detalles el vocabulario que se creó en 2013 para desprestigiar el "Betreuungsgeld“ (dinero de atención). Se trata de 150 euros mensuales que el Estado entrega a aquellas familias que prescinden de una guardería para hijos menores de tres años. De hecho es una cantidad simbólica en comparación a los 1200 euros que cuesta mantener una plaza en una guardería. Pronto salieron conceptos como "Herdprämie" (premio al fogón), "Vedummungsprämie" (premio a la idiotez), "Fehlanreitz" (estímulo erróneo). Pocos han considerado la investigación que hizo la revista Stern con la emisora de Televisión RTL según el cual el 51 por ciento de las mujeres entre 18 y 29 años se manifiestan a favor del Betreuungsgeld. Parece ser que Simone de Beauvoir, no se equivocó demasiado con su sospecha. El telón de fondo consiste en desprestigiar la capacidad educativa de los padres. En Alemania la educación primaria y secundaria es obligatoria y si los hijos no van al colegio se presenta la policía en casa por cometer un delito. Existen actualmente tendencias que pretenden hacer la guardería también obligatoria. Esto a algunos les recuerda a la Alemania comunista.
El problema de fondo es el desafío demográfico. Con una tasa de natalidad de 1,4 Alemania notará especialmente a partir de 2020 un envejecimiento dramático de la población que no podrá compensar con la inmigración. Esto tendrá un impacto enorme en el mundo laboral. La alta productividad alemana exige una elevada cualificación para la que se necesita gente joven. La "guerra del talento" está en marcha. El mercado inmobiliario en zonas rurales se vendrá abajo con miles de casas y viviendas en venta sin comprador.
A Alemania y a Europa le urge resolver este problema. Si a la desorientación de la ideología de género le añadimos la desorientación sobre lo que es la familia, vemos que estamos ante una generación que se va a tener que orientar según su instinto natural, si no ha sido corrompido antes. Kelle documenta en su libro las distintas definiciones que han utilizado los partidos políticos en sus programas electorales en las elecciones del pasado mes de septiembre. Todas se centran en reducir a la familia a una "Verantwortungsgemeinschaft" (sociedad de responsabilidades) que no se define. Naturalmente los actores pueden ser homosexuales y heterosexuales.
Kelle invita a los padres y madres a que se suban a las barricadas y tomen el timón del futuro de sus hijos y que se impliquen en las políticas familiares a nivel local, autonómico y nacional. El libro mantiene un tono de gran finura irónica y de optimismo, a pesar de todo, y sería una riqueza poder contar con este texto en lengua castellana.
Birgit Kelle nació el 31.1.1975 en Heltau, en Rumanía y a la edad de nueve años se trasladó con su familia de origen alemán a la República Federal. Estudió Derecho en Friburgo pero continuó su trayectoria profesional como periodista. Debido al debate sobre la cuota femenina y el Betreuungsgeld se dio a conocer al gran público como defensora de una nueva imagen de la mujer y de la familia. Aparece con frecuencia en Talkshows en televisión y tiene columnas en The European, kath.net, Frei Welt, Die Welt, Focus, Brand Eins y Junge Freiheit. Está casada y es madre de cuatro hijos. Es miembro del partido CDU y desde el 2011 es católica (www.birgit-kelle.de).
Dann mach doch die Bluse zu
Ein Ausfschrei gegen den Gleichheitswahn
Birgit Kelle
adeo Verlag, 2013
Gerth Medien GmbH, Asslar
221 páginas